El
viejo sabio de la montaña le decía al guerrero caminante:
Disentir no es deslealtad.
Ten cuidado antes de tomar represalias.
Tu acero envuelto en algodón puede ser sólo hueso quebradizo envuelto en grasa.
Nadie es una autoridad suprema.
Ten cuidado antes de tomar represalias.
Tu acero envuelto en algodón puede ser sólo hueso quebradizo envuelto en grasa.
Nadie es una autoridad suprema.
La
gente busca líderes, sacerdotes, gurúes, y eremitas pensando que alguien tiene
una fórmula precisa para vivir correctamente.
Nadie
la tiene.
Nadie
puede conocerte tan bien como tú a ti mismo.
Todo
lo que puedes obtener de un sabio es la seguridad que da alguna guía inicial.
Puedes
incluso pasar décadas estudiando bajo una persona extraordinaria, pero no
deberías nunca someter tu dignidad, tu independencia y tu personalidad.
No hay una única manera de hacer las cosas en la vida.
No hay una única manera de hacer las cosas en la vida.
Hay
senderos válidos, aun cuando puede que difieran de los respetados por los mayores.
La
diversidad es buena para la tradición.
Con
demasiada frecuencia los mayores confunden el disentir con deslealtad, y
castigan a la gente por el crimen de tener un punto de vista distinto.
Ellos
ya no están en contacto con el Tao sino que articulan el convencionalismo que
les sirve.
Tal
vez el pánico a su propia muerte inminente los hace aferrarse.
Cuando
los líderes se vuelven represivos, es señal de que su tiempo está llegando a su
término.
Un dicho acerca de los antiguos maestros decía que ellos eran como acero envuelto en algodón: Parecían suaves por fuera, pero aún así mantenían gran poder en el interior.
Un dicho acerca de los antiguos maestros decía que ellos eran como acero envuelto en algodón: Parecían suaves por fuera, pero aún así mantenían gran poder en el interior.
Todos
esperamos tener mayores como esos.
Pero
con frecuencia los viejos maestros han perdido su mandato del Tao.
Entonces,
al ser puestos a prueba, son meramente hueso quebradizo y grasa.
¿Cómo
podemos respetar a gente así?
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