lunes, 10 de julio de 2017

Tu sueño es sólo eso … un sueño.

Cuando llueve, llueve.
Cuando está ventoso, hay viento.
¿Quién sabe si eso es bueno o malo?...
Lanzas maldiciones.
Sí, ¿y qué?
Tu punto de partida ha de ser ese: "¿y qué?”
Forcejeamos y nos empeñamos en buscar algo en un mundo en el que no hay nada que encontrar…
Nos revolvemos como si tratáramos de zafarnos de algo y llamamos a esa agitación nuestras “emociones”.
Deja de porfiar y hallarás la paz.
Si no la encuentras es porque no paras de porfiar.
Vivimos en este mundo como quien en sueños monta un gran teatro, sin darse cuenta de que está soñando.
Para la persona corriente no hay ninguna realidad.
En medio de la realidad de todas las cosas ve sólo alucinaciones.
En el mundo no hay felicidad ni infelicidad.
Es como si en sueños te enamoras o te separas de tu pareja.
Cuando despiertas no hay nada de eso.
Una figuración.
¿Por qué se presentan precisamente de esa manera los diez mil fenómenos de este mundo?
Si te lo preguntas verás que no hay la menor razón.
¿Qué sentido tiene que cada uno de nosotros sea como es?
¡Absolutamente ninguno!
Todo es como es, sin sentido ni finalidad.
La vida es la melodía de lo no nacido.
No tiene ningún “sentido”.
No digas que es “dulce” o “amarga”, “bella” o “ardua”.
Lalalí, lalalá. No es tan complicado.
“Mu” no significa “nada”.
Significa lo que los humanos no podemos imaginar.
“Del nacimiento hasta la muerte: sólo esto. ¡Esto!”-dijo el maestro Sekito Kisen.
Es irrelevante que te guste o que no te guste.
Las cosas son como son.
No hay lugar para preferencias.
La maleza no se inquieta por nada, simplemente crece.
Igual da que sueñes con el cielo o con el infierno; cuando duermes, duermes.
Tu sueño es sólo eso… un sueño.

Maestro Kodo Sawaki Roshi



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