Aquel que gobierna sobre los hombres vive en la confusión.
Aquel que es gobernado por hombres vive en el dolor.
Por tanto, Yao deseaba... no influir en los demás ni ser
influido por ellos.
El camino para apartarse de la confusión y quedar libre del
dolor es vivir en el tao, en la tierra del gran vacío.
Si un hombre está cruzando un río, y un bote vacío choca con
su esquife, por muy mal genio que tenga no se enfadará demasiado; pero si ve en
el bote a un hombre, le gritará que se aparte.
Si sus gritos no son escuchados, volverá a gritar, una y otra
vez, y empezará a maldecir.
Y todo porque hay alguien en el bote.
No obstante, si el bote estuviera vacío, no estaría gritando,
ni estaría irritado.
Si uno puede vaciar su propio bote, que cruza el río del
mundo, nadie se le opondrá, nadie intentará hacerle daño.
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