Mai Dú Huán Zhü |
Un comerciante recorría las ferias de China vendiendo perlas.
Cierto día, se le ocurrió la idea
de presentarlas dentro de cajas de madera, como una forma de mejorar su negocio.
Diseñó entonces la caja más
hermosa que jamás se hubiera visto, pensando que de esa forma las perlas
estarían tan bien presentadas que se venderían de a miles.
Al año siguiente, fue a
ofrecerlas a la feria de Pekín, que era la más prestigiosa de todas las ferias de
China.
El día de la apertura, el puesto del
comerciante estaba colmado de compradores, pero todos estaban más interesados en
comprar las cajas que las perlas que éstas contenían.
El comerciante comprendió que
había perdido de vista lo esencial, al tratar de vestir las perlas con adornos
superfluos.
Al año siguiente, volvió a la feria
con las perlas en su estado natural.
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