miércoles, 22 de julio de 2015

Contemplando la mente


Considerar el cuerpo como irreal, como una imagen en un espejo o el reflejo de la luna en el agua.
Contemplar la mente como sin forma, sin embargo, brillante y pura.
Ni un solo pensamiento surge, vacía y sin embargo perspicaz, quieta y sin embargo iluminada.
Completa como la gran vacuidad, conteniendo todo lo maravilloso.
Ni saliendo ni entrando, sin apariencias o características.
Centenares y miles de hábiles métodos, todos surgen de una sola mente.
Independiente de la existencia material, como siendo la obstrucción.
No apegarse a los pensamientos engañosos, los pensamientos engañosos generan ilusión.
Contempla atentamente esta mente, vacía, desprovista de objetos.
Si de repente surgen las emociones, caerás en la confusión.
En un lugar peligroso, la luz regresa, iluminando poderosamente.
Las nubes se dispersan, el cielo es claro, el sol reluce brillantemente.
Si nada surge dentro de la mente, nada será manifestado.
Aquello que posea características no es la realidad original.
Si puedes estar consciente de un pensamiento cuando surge, esta conciencia lo destruirá inmediatamente.
Cualquier estado mental que surja, bárrelo, déjalo ir.
Los estados, tanto buenos como malos, pueden ser transformados por la mente.
Lo sagrado y lo profano aparecen según los pensamientos.
El recitar mantras o el contemplar la mente son meramente hierbas para sacarle brillo a un espejo.
Si el polvo es quitado, estas hierbas también se dejan a un lado.
Los grandes y extensivos poderes psíquicos, todos son completos dentro de la mente.
Se puede viajar a voluntad a la Tierra Pura o a los cielos.
No necesitas buscar lo real, la mente originalmente es Buda.
Lo familiar se convierte en lo remoto, lo extraño parece familiar.
Día y noche, todo es maravilloso.
Nada con lo que tomas contacto es capaz de confundirte.
Estas son las cosas esenciales de la mente.
Practicar Directamente la “No-Mente”



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