El
estado natural del Qi es moverse:
Un
organismo sano es aquel en el que la energía puede circular con libertad.
Sin embargo, es frecuente que el Qi encuentre obstáculos en su camino, con lo que, si no puede superarlos, se «estanca» y entonces la enfermedad aparece.
El
estancamiento de Qi puede afectar las funciones de cualquier órgano y dar lugar
a problemas muy diversos:
Desde
dolor muscular o cefalea hasta insomnio, estreñimiento o dificultades para
digerir los alimentos.
En ocasiones, puede manifestarse en forma de distensión u opresión en una zona concreta del cuerpo, y en otras, en hinchazón o dolor.
En casos extremos, el Qi que no circula puede acabar por acumularse y endurecerse, dando lugar a tumores, que pueden ser benignos o malignos.
Entre
las causas más habituales del estancamiento de Qi se hallan la depresión, la
mala alimentación, los traumatismos y los ataques de energías externas.
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