Un hombre se llegó a su maestro y le dijo:
- Señor, todas las mañanas practico Taichichuan en la orilla
de la playa, sin embargo, no consigo mover la energía del mar, del cielo, ni
del sol...
A lo que el maestro contestó:
- El 'yo' y 'lo mío' son dos grandes obstáculos que nos
separan del Tao. Si te acercas al mar diciendo 'tú eres el mar y yo un ser
humano', ¿cómo pretendes mover las aguas si el mar es mucho más grande y fuerte
que tú? ¿Y cómo pretendes mover el sol o el cielo siendo tan solo un mono sin
pelo? El que va diciendo 'yo soy' y 'tú eres', no ha comprendido nada, no ha
visto nada y no sabe nada. Tan solo se dedica a pasear su ego de un lado a otro
por la vida. Sin embargo, el que dice 'el Tao es Todo' ése ha descorrido los
velos del 'yo' y 'lo mío', trascendido su individualidad, hecho caer su ego y
puede ver. Entonces no reconoce al mar como algo diferente de él, y deja en la
orilla sus miedos para adentrarse en la profundidad del Ser. De esa forma aquel
mono sin pelo puede mover el mar porque puede moverse a sí mismo. Más tarde
deja de ver el cielo como distinto de él, por eso abandona su cuerpo sobre la
tierra porque ha trascendido. Su mente se ha disuelto en la abisal profundidad
del cielo. Por tanto puede mover el cielo porque puede moverse a sí mismo. Y
cuando mira al sol, no lo ve como separado de él, y así puede quemar todas sus
faltas en el fuego del no-ser para llegar por fin al Ser y llevar a su alma del
Taichi al Tao
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