No hay clase de Chi Kung, Taichi o cualquier otra disciplina interna, en la que no se insista al practicante a relajarse, hundirse, y, finalmente, a arraigarse. Sí, porque después de aprender a modular tensiones e interiorizar las alineaciones articulares y estructurales correctas, lo más importante es desarrollar una buena raíz. Enraizarse es tener conciencia de la presencia física, de una estructura corporal alineada, conectada con la mente y con el suelo que sostiene. Enraizarse también significa ‘casarse’ con la fuerza de gravedad, cultivando esa nítida percepción de vínculo con la tierra que nos confiere energía, un sentimiento de gran estabilidad, fuerza y seguridad. El tipo de postura que debe tomarse no es relevante. Importa, más bien, que el cuerpo permanezca perfectamente relajado, mientras que la mente vigila quietamente el soltar las tensiones y el fluir de la respiración. |
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