La
selección de un maestro depende en gran medida de lo que deseas.
Los
maestros de Tai chi pueden enfatizar diferentes aspectos: salud, artes
marciales, cualidades estéticas de los movimientos, práctica espiritual,
ejercicio físico.
Es
importante escoger a un maestro cuya orientación corresponda a nuestras
prioridades.
Si
te interesa Tai chi como un arte en
movimiento similar a la danza, no tiene sentido seleccionar a un profesor que
hace énfasis en el Tai chi como un arte marcial o que tiene antecedentes en
boxeo de contacto.
Si
quieres estudiar Tai chi como un arte marcial, entonces no es oportuno trabajar
con un maestro que no tiene experiencia en el combate.
Por
supuesto, las cosas pueden cambiar con el paso del tiempo, pero al principio es
importante encontrar a alguien que coincida con nosotros.
Eso
no niega la posibilidad de que aprendamos algo positivo de cualquier buen
maestro.
Pero
no te comprometas a estudiar con alguien sólo porque piensas que ese profesores
bueno para ti.
En
el fondo, debes sentir que el maestro de tu elección es alguien a quien puedes
respetar y seguir con confianza durante el trabajo.
Muchas
personas piensan que deben estudiar con un gran maestro al iniciar su estudio
del Taichi.
Esto
no es necesario.
De
hecho, puede ser menos que satisfactorio.
Compáralo
con el estudio del piano.
¡Podría
un neófito del piano aprovechar plenamente las enseñanzas de alguien como
Arthur Rubinstein?
¿Y
un gran pianista tendría el tiempo, la paciencia y la voluntad de trabajar con
un estudiante que primero debe aprender las notas, desarrollar flexibilidad en
los dedos y tocar obras de Chopin y Beethoven, sin mover una pestaña?
Busca
profesores que sientas que son honestos en la manera de presentarse, que puedan
responderte sin titubeos cuando les preguntes con quién han estudiado.
Hay
muchos profesores que se hacen llamar maestros pero que en realidad no tienen
el nivel para ostentar ese título.
Cuando
dudes, recuerda que en oriente un profesor nunca se hace llamar maestro.
Siempre
es un título que sus colegas le otorgan.
Recuerda
que los planes de entrenamiento para maestros disponibles en la comunidad de
Tai chi, van desde programas estructurados de años de duración a la simple
aprobación de un profesor que un buen día sugiere a su alumno:
"¡Por
qué no das clases?"
Los
certificados oficiales no son necesariamente confiables.
Recomiendo
aprender con alguien procedente de un linaje o tradición, que mantiene relación
con su profesor, y que da la impresión de formar parte de una gran familia con
hermanos y hermanas de Tai chi.
Algo
en lo que los profesores difieren es en la relaciónque tienen con sus alumnos.
Algunos
son formales y sus entornos de entrenamiento muy estrictos: los estudiantes usan
uniformes, observan ciertos rituales en el entrenamiento y siguen un programa
de estudios estándar.
Sus
cIases tienen una estructura definida; empiezan y terminan exactamente a tiempo.
La
atmósfera no alienta la conversación o el intercambio de experiencias durante
el entrenamiento, y por lo general, no se tiene un tiempo designado para
convivír y tomar el té después de la clase.
Esta
formalidad se aplica también a la actitud del profesor con respecto a lo que
deben aprender los estudiantes: sólo hay una manera de aprender, y una manera
de enseñar.
Es
probable que este maestro no responda a las diversas necesidades de sus
estudiantes e insista en seguir un procedimiento determinado, sin importar lo
que suceda.
Este
planteamiento puede ser tan estricto que tenemos la impresión de que el
profesor dice: "Sólo hay una manera. ¡Mi manera!"
Otros
maestros son más espontáneos en su presentación, y aunque tienen un programa de
actividades, están dispuestos a cambiarlo si la situación lo requiere.
Sus
clases tienen un ambiente relajado y favorable para que los estudiantes puedan
platicar, tomar té y actuar con libertad.
Todos
se hablan por su nombre, los estudiantes salen a cenar juntos después del
entrenamiento, y la enseñanza se imparte a un ritmo relajado.
Podría
parecer que expongo al maestro espontáneo en términos más favorables que al formal,
pero no es así. Plantas diferentes necesitan distintas condiciones de crecimiento.
Las
personas requieren distintos enfoques de entrenamiento.
El
tipo de suelo favorable a nuestro florecimiento también puede variar de una
época a otra, o del nivel que hayamos alcanzado en nuestra práctica.
Muchos
maestros enseñan Tai chi exactamente
como lo aprendieron.
Esto
no significa que sea poco creativo, como podría parecer a la luz de la
pedagogía occidental moderna.
Estos
profesores creen en el método con que aprendieron; es algo qué conocen bien y están
familiarizados con las etapas del proceso.
La
experiencia necesaria para ayudar a otra persona durante el proceso de
entrenamiento, proviene de su confianza y profundo conocimiento resultado de haber
recorrido el camino ellos mismos.
Estos
maestros requieren que un estudiante muestre aprecio por la tradición y sigan
fielmente la ruta trazada. Cuando un estudiante cuestiona la tradición o decide
entrenar en otra parte, el profesor puede sentir que aquél se ha insubordinado y
defraudo su confianza. .
Honrar
una tradición, procurando seguirla con fidelidad
para descubrir su alcance, es una cosa.
La
imitación mecánica y una insistencia servil en reproducir una forma de Tai chi,
es otra.
En
el primer caso, se trata de un proceso mágico con el cual recibimos una
tradición; en el segundo, se nos instruye para repetir y emular, para tener una
relación muerta pero obediente con una forma aun más muerta.
Hay
un mundo de diferencias entre ambos.
Al
recibir una forma de Tai chi, hay un respeto mutuo no sólo por la tradición.,
sino por quien la recibe y la conserva.
Por
tanto cualquier intento del profesor manipular, intimidar, dominar o limitar a
los estudiantes, no sólo es incompatible con el espíritu del Tai chi sino con las reglas básicas de la interacción
humana.
Es
evidente que hay situaciones en las que el llamado ‘amor estricto’ puede ser necesario,
pero el espíritu con el que procede semejante entrenamiento siempre tiende al bienestar
del estudiante.
Como
todos sabemos, esto se puede deformar y por eso es importante no olvidar
nuestro sentido común, en especial cuando se refiere a la percepción de peligro.
Muchas
de las cosas que se han escrito sobre la selección de un maestro espiritual se
pueden aplicar también a la selección de un profesor de Tai chi.
Jack
Kornfiekld da una buena descripción de las alegrías y los riesgos latentes en
la selección y el trabajo con un profesor en su libro ‘A Path with heart’ (Un
camino con corazón).
Otros
profesores enseñan además de la forma, ejercicios adicionales de otras
tradiciones de movimiento.
Cuando
la introducción de dichos ejercicios en el entrenamiento de Tai chi tiene cimientos
sólidos en la práctica y la experiencia, pueden ser útiles para profundizar
nuestra comprensión de la forma.
En
el mejor de los casos, estos ejercicios coexisten en una relación simbiótica
con Tai chi, pero no son Tai chi.
No
hay sustituto para la construcción cuidadosa y gradual de la forma, ni para la práctica
repetida de los movimientos.
Pienso
que un equilibrio saludable entre el entrenamiento continuo en la forma en todos
sus aspectos formales, y la introducción cuidadosa de ejercicios auxiliares que
tienen una relación directa y clara con Tai chi, es una vía ideal de
entrenamiento.
Cuanto
más avanzado es el estudiante de Tai chi, mayor capacidad tendrá para reconocer
los vínculos entre las diferentes artes de movimiento y experimentar los
principios que comparten.
Linda
Myoki Lehrhaupt