La
"Preparación" parece un movimiento relativamente sencillo, pero
resulta difícil ejecutarlo bien. Es difícil no porque el movimiento sea
complejo sino porque exige que estemos completamente presentes, sintonizados
con nosotros mismos y con el entorno.
Nos
invita a hundir nuestras raíces en el momento, a no correr antes de empezar, lo
cual suele traducirse en la prisa por
terminar.
Es
un mantra corporal que nos apoya para estar "¡justo aquí, justo
ahora!"
Al
aprender el primer movimiento de una forma, que por lo general implica estar de
pie y en silencio antes de empezar el ejercicio, se hará alguna mención sobre
la postura de Tai chi.
Con
frecuencia puede semejar un verdadero taladro escuchar a la maestra decir
frases como: "Párate como si estuvieras suspendido de arriba, con un hilo
dorado sujeto a la punta de tu cabeza. Relaja los hombros, las orejas alineadas
con los hombros, la nariz, en línea con el ombligo y la barbilla ligeramente
hacia adentro. Levanta un poco el pecho y empújalo con suavidad hacia afuera, mantén
recta la parte baja de la espalda y aprieta la parte inferior de los glúteos.
Planta con firmeza los pies en el piso y relaja los dedos de los pies. Enfoca
los ojos directamente hacia adelante y suaviza la mirada".
Al
tomar la postura de Tai chi conviene recordar que no somos máquinas, maniquíes
o estatuas. No podemos establecer la postura o la forma de modo que queden
fijas para siempre; pero sí explorarlas de manera continua.
La
postura se convertirá en nuestra maestra a lo largo de la práctica: nos dará
placer, satisfacción, frustración, encanto y fuerza, todo al mismo tiempo o de
manera alternada.
No
hay nada inmutable; todo cambia.
Tal
vez quisiéramos contar con ese tipo de seguridad, pero al saber que no existe,
lo entenderemos como una especie de libertad, y al aceptarlo recibiremos uno de
los regalos que Tai chi guarda para nosotros.
Así
pues, tómate tu tiempo para adoptar la postura inicial de la "Preparación".
Tienes
toda una vida por delante para practicar el Tai chi.
Comienza
la "Preparación' colocándote de pie, los talones juntos, de modo que tus
pies formen una V, y los brazos sueltos a los lados, con las palmas hacia el
cuerpo.
Deja
suficiente espacio debajo de los brazos como para colocar ahí tu puño cerrado.
El
dedo medio de cada mano debe estar en línea con el centro de la parte exterior
del muslo.
Las
manos permanecen en una postura suave, como si en cada una sostuviera un plato
de arroz.
La
postura de las manos permite que haya espacio entre los dedos, así como una
sensación de suave estiramiento de las palmas.
Al
Maestro William C. C. Chen le gusta describir las manos en Tai chi como "palmas bailarinas”, ya que
comunican una sensación de la ligera energía que otorga vida y activa la forma.
Ahora,
deja caer el cuerpo sobre la pierna derecha.
En
vez de mover el peso de un lugar a otro, que con frecuencia implica mover
demasiado la cadera, piensa más en hundirlo.
Imagina
que estás de pie en una playa húmeda y que, sin moverte, quieres hacer una
huella profunda con tu pie derecho.
Luego,
da un paso con el pie izquierdo y colócalo directamente de frente.
La
separación desde el pie derecho debe ser equivalente a la anchura de los
hombros.
La
mayor parte del peso sigue sobre el pie derecho.
Libera
casi todo tu peso sobre el pie izquierdo.
Después,
gira sobre el talón del pie derecho, de modo que los dedos de los pies queden
hacia adelante, y tu pie derecho permanezca en posición paralela con el pie
izquierdo.
Al
mismo tiempo, gira ambas manos de modo que señalen hacia atrás.
Conserva
el espacio por debajo de los brazos.
Los
dedos conservarán una ligera curvatura.
El
peso queda en medio de ambos pies.
La
posición de pie, con los pies paralelos y las palmas de manos hacia el cuerpo,
se llama la postura Wu Chi.
Ésta
es una de las posturas de pie para la meditación más conocidas.
Wu
Chi se refiere a la idea taoísta del origen del universo y es el nombre que se
asigna a los momentos de tiempo infinito anteriores a que todos los elementos
tomaran forma.
Wu Chi también se puede traducir como la Madre
de Todas las Posibilidades.
Es
un momento de inmenso potencial que se extiende a través del tiempo y el
espacio.
La
postura Wu Chi es una de las bases de la práctica: tiene que ver con escuchar
hacia adentro y hacia afuera al mismo tiempo.
Descansamos
en la quietud y el silencio; sin embargo, estamos totalmente preparados para el
movimiento que está por venir.
Linda Myoki Lehrhaupt
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