Había un hombre
que se alteraba mucho al ver su propia sombra y se disgustaba tanto con sus
propios pasos, que tomó la determinación de liberarse
de ambos y el método que se le ocurrió fue huir de ellos.
Así que se levantó y echó a correr, pero cada vez
que bajaba el pie había otro paso, mientras que su sombra se mantenía a su
altura sin dificultad alguna.Atribuyó su fracaso al hecho que no estaba corriendo con la suficiente rapidez.
De modo que empezó a correr más y más rápido, sin detenerse, hasta que finalmente cayó muerto.
No se dio cuenta que, si simplemente se hubiera puesto a la sombra, su sombra su habría desvanecido, y si se hubiera sentado y quedado quieto, no habría habido más pisadas.
El camino de
Chuang Tzu
Versión e introducción de Thomas Merton
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