lunes, 31 de agosto de 2015

Perdiendo tesoros por el camino




  



Perdiendo tesoros por el camino.
La olvidadiza memoria de la consciencia.
Desde que emprendemos nuestro "camino hacia el Tai chi chuan " es como si cargásemos una mochila a cuestas, en un principio pesado fardo de vicios, prejuicios y debilidades, aunque también llevamos nuestra propia provisión de virtudes e ilusiones.
En el transcurso de nuestro aprendizaje iremos descargando tensiones físicas y mentales, concepciones erróneas acerca del funcionamiento de nuestro cuerpo, etc.
Tendremos que dejar atrás todo ese peso inútil, creando espacio para los conocimientos que poco a poco iremos adquiriendo.
Porque paulatinamente nos iremos encontrando detalles, trucos, claves a veces simples, a veces más complejas.
También recolectaremos "conocimientos conscientes", que formarán parte casi automáticamente de nuestra práctica.
Sin embargo, el esfuerzo de atención que supone el Tai chi chuan nos obliga a que, de vuelta a vuelta de espiral, tengamos que ir fijándonos cada vez en más y más detalles.
Y no podemos andar como niños ansiosos, llevando en nuestros brazos todos aquellos juguetes que encontramos por el camino, porque cada vez que nos agachemos para coger uno se nos caerán tres.
Y esto es prácticamente lo mismo que nos ocurre con lo que estamos aprendiendo.
Cuando damos un paso adelante al haber comprendido algo, tenemos que empezar a prestar atención a otras muchas cosas que hasta ese momento quizá ni siquiera supiéramos que existían, y es normal que al hacerlo dejemos de cuidar otras cuestiones que hace tiempo nos costó tanto trabajo asimilar.
Vamos perdiendo tesoros por el camino, la consciencia es un estado de atención, no un conocimiento duradero.
Pero por suerte no solemos tardar mucho en echar en falta aquello que se nos cayó, y volviendo nuestros pasos atrás lo recuperamos, sin tener que dejar por ello en el suelo nuestras últimas adquisiciones.
Por eso hay que ser muy cuidadoso a la hora de aprender aquello que en cada momento estemos estudiando.
Hay que practicar y practicar, buscar y perfeccionar hasta captar el detalle y aprehenderlo, hacernos conscientes de él.
Y entonces dar el siguiente paso, pero sólo entonces, o acabaremos con todos los regalos por el suelo.
Es peligroso pretender aprender más de lo que en cada momento podemos asimilar.

©J. Manuel Bonilla (Boni)



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