Cuando el
movimiento cesa, regresa la calma, y de la calma surge de nuevo el
movimiento.
Tarde o temprano toda actividad cesa.
Después de la tormenta viene la calma.
Después del concierto sinfónico, la música retorna al silencio y el silencio
se vuelve presente.
Y del silencio brota de nuevo el sonido.
Siente cómo tu propia voz retorna al silencio y cómo desde el silencio vuelve
a surgir de nuevo tu voz.
¡Qué bella melodía forman el silencio y tu voz!
Hay un tiempo para actuar y un tiempo para no actuar.
A veces el agua fluye.
A veces permanece quieta.
Cuando fluye, fluye.
Cuando está quieta, está quieta.
Aferrarse a la actividad conduce al estrés y a la locura. Estancarse en la no
actividad es caer en la torpeza.
¿Cómo podríamos apreciar la música sin sentir el silencio?
|
No hay comentarios.:
Publicar un comentario