Cuando
llegué al monasterio me sorprendí porque muchos de los alumnos, con algo de
sorna, solían llamarme Shifu.
Hasta
que un día me harté y cogí a uno de la solapa, pidiéndole explicaciones.
Entonces
me dijo:
-La
mayoría de occidentales que venís aquí, estáis dos semanas o menos, pero
después regresáis a casa y os creéis maestros de nuestro arte. Algunos, para
seguir vistiendo su mentira, vuelven una vez al año, o cada dos años. Vosotros
no queréis deshaceros de vuestro ego, sino vestirlo con trajes orientales. No
amáis el Kung-fu, ni el Tai-Chi, ni la Meditación. Tan solo buscáis esos
sagrados nombres para comerciar con ellos.
Al
oír sus quejas, tuve que soltarlo.
Desafortunadamente
llevaba razón.
Lo
que las brigadas de Mao no habían conseguido destruir, lo estábamos haciendo
nosotros en occidente.
¿Cuántos
supuestos Shifus andan
por Europa y América engañando
a cientos o miles de
incautos?
1 comentario:
Hermoso mensaje, tuve un maestro de Tai chi que me engañó con sus enseñanzas pero le doy gracias porque aprendi a madurar cuando me di cuenta de sus mentiras cierto que me desanime y ya no queria seguir, 2 años pérdidos con este señor al principio ya no quise seguir entrenando en otra parte pero la vida me dio otra oportunidad y encontre otros maestros que me ayudaron a recuperar la confianza y seguir adelante ya llevo 11 años praticando este bello deporte y no lo dejare hasta pagar tributo a la tierra.
Gracias, gracias, gracias.
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