Hubo una
vez un hombre que fue herido por una flecha envenenada.
Sus
familiares y amigos le querían procurar un médico, pero el hombre enfermo se
negaba, diciendo que antes quería saber el nombre del hombre que lo había
herido, la casta a la que pertenecía y su lugar de origen.
Quería
saber también si este hombre era alto, fuerte, tenía la tez clara u oscura y
también requería saber con qué tipo de arco le había disparado, y si la cuerda
del arco estaba hecha de bambú, de cáñamo o de seda.
Decía que
quería saber si la pluma de la flecha provenía de un halcón, de un buitre
o de un pavo real...
Y
preguntándose si el arco que había sido usado para dispararle era un arco
común, uno curvo o uno de adelfa y todo tipo de información similar, el hombre
murió sin saber las respuestas.
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