viernes, 11 de noviembre de 2016

Las artes marciales son un lenguaje




Creo que en nuestra época las artes marciales son un lenguaje, porque ya no estamos en un tiempo en el que sirvan para ir a la guerra y matar o que te maten.
Hoy día si quieres matar a alguien no aprendes Taichi, te buscas una pistola o algo así.
En este contexto social creo que el arte marcial continúa siendo importante como un área donde explorar nuestra propia violencia y buscar la forma de ir más allá, hacia la paz.
Eso es lo que aparece casi siempre cuando entro en este terreno con mis alumnos: la posibilidad de investigar este tema en profundidad, mucho más allá de las creencias, y esto es algo muy difícil.
Porque alguien puede creer firmemente en la paz y pensar que tiene superada su propia violencia interior, pero después, en el trato con la familia o con los seres cercanos surgen la rabia, la impaciencia, las palabra crueles...
Esto nos ocurre a todos.
Hay una gran distancia entre lo que creemos y lo que vivimos, y me parece que las artes marciales nos ofrecen un espacio donde ponernos a jugar y revelarle al otro, y también a nosotros mismos, los patrones que tenemos.
Y después, cuando fuera del entrenamiento surja algo negativo y llegue el momento de aplicar todo esto, en vez de reaccionar con violencia, al menos seremos capaces de detenernos un instante y responder de otra manera.
A mí me interesa este nivel de las artes marciales que no tiene nada que ver con ganar o perder en la lucha, ni con la competición, porque aunque esas cosas pueden dar muchas satisfacciones, en realidad lo que me importa es el lenguaje de exploración y descubrimiento que no hace daño y con el que podemos reír, jugar y aprender.
El lado marcial nos ofrece una oportunidad que se presenta muy raras veces, sobre todo de adultos, porque hemos perdido la posibilidad de jugar a pelearnos con golpes, patadas, puñetazos, etc.

Tew Bunag


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