jueves, 25 de agosto de 2016

Vístete y come


Era un discípulo que se dejaba ganar muy a menudo por el tedio y el desánimo.
Se sentía víctima de la rutina cotidiana y experimentaba angustiado lo condicionantes que eran los acontecimientos vulgares y repetidos.
Insatisfecho y desalentado, visitó al mentor para decide:
-Maestro, si nos vestimos y comemos todos los días, ¿cómo podemos escapar de la monotonía de tener que ponemos la ropa e ingerir los alimentos?
-Nos vestimos; comemos -repuso apaciblemente el maestro.
El discípulo, asombrado, protestó:
-No puedo seguir tu razonamiento; no comprendo.
Y el maestro repuso:
-Si no comprendes, vístete y come.

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