Cuando vemos a un experimentado practicante de las artes
marciales internas nos quedamos maravillados ante su aura de paz y
tranquilidad, su control y dominio corporal, ante sus movimientos relajados
rítmicos y acompasados.
No nos deja de sorprender tal combinación de flexibilidad y control corporal.
Detrás se esconde un trabajo arduo de muchas horas de práctica consciente, decidida y continua.
Pero a diferencia de otras disciplinas el Tai Chi conlleva bases filosóficas y espirituales bien definidas que le dan forma.
El desarrollo de la paz responde igualmente a un desarrollo y entrenamiento en virtudes y potencialidades del practicante.
Lo contrario sería ver una ejecución depurada pero vacía, sin alma o espíritu, “cascara vacía”.
El cultivo de la serenidad y confianza responde a bases morales y éticas bien definidas.
No nos deja de sorprender tal combinación de flexibilidad y control corporal.
Detrás se esconde un trabajo arduo de muchas horas de práctica consciente, decidida y continua.
Pero a diferencia de otras disciplinas el Tai Chi conlleva bases filosóficas y espirituales bien definidas que le dan forma.
El desarrollo de la paz responde igualmente a un desarrollo y entrenamiento en virtudes y potencialidades del practicante.
Lo contrario sería ver una ejecución depurada pero vacía, sin alma o espíritu, “cascara vacía”.
El cultivo de la serenidad y confianza responde a bases morales y éticas bien definidas.
Desconozco el autor
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