Tu
espíritu es el verdadero escudo.
El fracaso es la clave del éxito.
Cada error nos enseña algo.
El progreso llega a aquellos que se adiestran ininterrumpidamente.
No encares este mundo con temor y rechazo.
Afronta con valor todo lo que los dioses te ofrecen.
Herir a un oponente es herirte a ti mismo.
El arte de la paz es controlar la agresión sin producir daños.
El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie.
Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente.
Hasta el más poderoso de los seres humanos tiene una esfera de fuerza limitada.
Sácalo de esa esfera y atráelo a la tuya; su fuerza se disipará.
En situaciones extremas, el universo entero se transforma en nuestro enemigo; en momentos tan críticos, la unidad de mente y técnica es esencial: ¡No permitas que tu corazón titubee!
Tan pronto como te ocupas del "bien" y el "mal" de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia.
Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.
Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar.
Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.
Cuando la concentración impregna la mente y el cuerpo, el poder de la respiración se vuelve uno con el universo, extendiéndose suave y naturalmente hasta el límite absoluto, pero, a la vez, la persona se hace cada vez más autocontenida e independiente.
El fracaso es la clave del éxito.
Cada error nos enseña algo.
El progreso llega a aquellos que se adiestran ininterrumpidamente.
No encares este mundo con temor y rechazo.
Afronta con valor todo lo que los dioses te ofrecen.
Herir a un oponente es herirte a ti mismo.
El arte de la paz es controlar la agresión sin producir daños.
El verdadero guerrero es invencible porque no lucha con nadie.
Vencer significa derrotar la idea de disputa que albergamos en nuestra mente.
Hasta el más poderoso de los seres humanos tiene una esfera de fuerza limitada.
Sácalo de esa esfera y atráelo a la tuya; su fuerza se disipará.
En situaciones extremas, el universo entero se transforma en nuestro enemigo; en momentos tan críticos, la unidad de mente y técnica es esencial: ¡No permitas que tu corazón titubee!
Tan pronto como te ocupas del "bien" y el "mal" de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia.
Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.
Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar.
Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.
Cuando la concentración impregna la mente y el cuerpo, el poder de la respiración se vuelve uno con el universo, extendiéndose suave y naturalmente hasta el límite absoluto, pero, a la vez, la persona se hace cada vez más autocontenida e independiente.
Morihei Ueshiba
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