Nos encontramos inmersos en una cultura que nos dice constantemente que lo
importante es sentirse bien, sentir alegría, gratitud, entusiasmo, autoestima,
etc.
Que
sentir tristeza, bronca, miedo, vergüenza, etc. (complementarias con las
anteriores), está mal, es incorrecto, perjudicial y antisocial.
Sin
embargo el mundo emocional no está por encima de las leyes Universales del Tao.
Por
tanto, solo habrá de experimentar alegría verdadera, aquel que se haya
permitido experimentar verdadera tristeza, ya que ambas emociones se encuentran
conectadas por un mismo hilo conductor.
Por
otra parte, quien busque alejarse de sus emociones "negativas" solo
conseguirá darles mayor poder.
Toda
emoción que es reprimida crece alimentándose de esa misma energía utilizada
para reprimirla.
El
Taichi nos enseña que la virtud (Te) surge espontáneamente cuando logramos
sincronizar nuestros movimientos con los ritmos y movimientos de la naturaleza.
Las
corrientes emocionales “placenteras” y “displacenteras” que nos atraviesan
cotidianamente, se rigen por un movimiento que tiende naturalmente al
equilibrio.
Si
pretendemos descubrir, comprender y sincronizar dicho movimiento será
indispensable entonces albergar la emocionalidad como una totalidad, con plena
aceptación, sin preferencias y sin juicios.
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