viernes, 25 de diciembre de 2015

Mi compasión tiene dueño


Un día llegó al dojo un hombre pidiendo que se le excusara de pagar la mensualidad alegando problemas económicos.
Shifu Tang  Lung lo miró a los ojos y accedió sin decir nada.
Éramos muchos los que entrenábamos allí y, aunque el precio de la mensualidad era inferior al de una cena en cualquier fast-food, muchos no podían pagarlo.
Al cabo de unos meses, shifu llamó a este hombre y le  preguntó:
-Cuando vas a un restaurante ¿pagas la cuenta?
-¡Claro maestro! -Contestó.
-Y cuando compras comida, ¿pagas al tendero?
-¡Por supuesto señor!
 -Y al sastre ¿le debes algo?
-¡No! - respondió también.
-Entonces tienes dinero para comer fuera, para pagar tus vestidos y comprar en el mercado, pero no para tus clases.
-¡En tan baja estima me tienes y sin embargo yo estoy alimentando algo más que tu cuerpo!
El hombre, avergonzado, agachó la cabeza.
-Si realmente no tuvieras dinero, no podrías hacer nada de esas cosas, pero nos pierdes el respeto valorando más el mundo de fuera y despreciando éste. No es que no tengas dinero, es qué prefieres gastarlo en otras cosas que consideras más importantes.
 Entonces, shifu lo acompañó hasta la puerta y lo echó del dojo sin posibilidad de regresar, luego se volvió a nosotros y nos dijo:
-Muchos seres sin escrúpulos querrán aprovecharse de la compasión ajena, pero mi compasión tiene dueño, pertenece a los pobres, a los huérfanos, a la viuda y al enfermo, y no se la entrego a cualquier ladrón que venga a robar en mi casa.







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