Cuenta la historia, que durante el reinado
del Emperador Amarillo, Huan Ti; apareció en la plaza del distrito de Fuei,
un vendedor de escudos que pregonaba su mercadería de la siguiente manera:
-¡Mis escudos- gritaba- son los más seguros;
ninguna lanza es capaz de atravesarlos!
Tiempo después cambió su mercadería y comenzó
a vender lanzas cortas para la guerra.
En este caso su pregón decía:
-¡Mis lanzas son infalibles, ningún escudo
puede detenerlas!
Un paseante que había asistido a la promoción
de ambas armas lo cuestionó entonces asombrado:
-¿Qué pasa cuando una lanza suya choca contra
uno de sus escudos?
El vendedor le contestó sin mirarlo y en son
de dar por terminada la conversación:
-¿Quién maneja la lanza? Y
¿Quién maneja el escudo?
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lunes, 9 de marzo de 2015
Mao Tum 自相矛盾 La contradicción entre la lanza y el escudo
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