Antiguamente para confeccionar una esplendida ‘Katana’ (espada),
era necesario calentar al rojo el acero, se lo golpeaba con el martillo, y
luego se lo colocaba en agua fría.
Se repetía varias veces esta operación, o sea, que se caldeaba
el acero hasta el ‘rojo, se lo martillaba y se lo enfriaba enseguida en el
agua.
Lo interesante de este procedimiento, es que, éste principio también
se aplica a la vida humana.
Probamos el fuego abrazador, los golpes y las zambullidas en
el agua fría.
Muchas veces me preguntan:
-¿Porqué ocurren esos grandes contrastes?-
Para ésta pregunta yo doy como respuesta el ejemplo de la fabricación
de la espada.
Desde los tiempos más antiguos, quien realiza una obra fuera
de lo común recibe alabanzas, pero también recibe persecuciones.
‘Es en esa lucha que reside el mérito de alcanzar la
fortaleza.
Es como la Espada que sólo adquiere todas sus cualidades al
sufrir una y otra vez el calor abrazador del fuego, el fuerte martillo sobre la
bigornia y el enfriamiento en el agua’.
Makichi Okada
Antiguo Maestro Zen Japonés
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