sábado, 15 de julio de 2023

La expansión de la mente y la intención

La capacidad de relajación sigue las reglas de todas las demás cualidades psicofísicas: siempre se puede mejorar, día tras día, año tras año; así como para la flexibilidad o la coordinación motora.

Sin embargo, hay que destacar que la relajación, aunque es la base para utilizar el cuerpo de una manera... "no convencional" (hablando de un "modo elástico o... hidráulico"), como ocurre en las artes marciales internas, solo no es suficiente.

Por lo tanto, debe subrayarse la diferencia entre la relajación simple (el común "relax") y la "relajación" más compleja (que los ingleses llaman "release" y los chinos "song").

Por lo tanto, no es suficiente aprender a aliviar la tensión, hay que entender cómo liberarla... dejándola ir.

Para un uso marcial del cuerpo, profundo e “interno” también debemos aprender a “extender” cada una de nuestras fibras.

La práctica de disciplinas como Taiji requiere que todo el cuerpo esté "suelto" y "extendido".

Sin embargo, es difícil que esto suceda si la mente no aprende a a "liberarse" y "extenderse" también.

La expansión de la mente se produce cultivando la autoconciencia y la intención, entendida como enfoque voluntario, imaginación creativa, visualización precisa de los caminos de la energía.

Los Clásicos de Taiji afirman que la calidad y la eficacia de esta disciplina no dependen en absoluto de una cuestión de fuerza, sino de Intención; porque: «cuando la mente profunda guía el movimiento, por donde va la Intención, allí llega la energía».

Por lo tanto, nunca se debe usar la fuerza muscular; ciertamente puede tener un efecto mecánico significativo, pero implica una modalidad "convencional" o "externa" del cuerpo.

La alternativa a este mecanismo habitual proporciona más espacio para la sensibilidad corporal, la flexibilidad de los tejidos, la fluidez de movimiento.

Abandonando toda idea de “contraste”, el cuerpo se vacía de toda tensión, se vuelve como un tubo vacío, libre de rincones y cuellos de botella.

A través de este "conducto", la fuerza externa, como si fuera líquida, puede ser "vertida" al suelo.

Entonces, inmediatamente, siguiendo la expansión de la mente y la intención, puede volver a surgir, como una "fuerza interna", y salir disparada como un poderoso chorro de agua o... vapor.

 Fuente: Fajin - Taijiquan & Cultura orientale

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