En la práctica de todas las artes marciales, la precisión de cada gesto, de cada postura es fundamental.
También en Taiji es importante la búsqueda del movimiento "perfecto", cada gesto debe ser suave y, al mismo tiempo, completo; lento y fluido, pero potencialmente rápido como un rayo.
Sin embargo, la calidad del movimiento no depende de automatismos que, por importantes que sean, no pueden sustituir a la conciencia profunda del cuerpo: debe ejercitarse constantemente.
Más que en el "hacer", podríamos decir que este arte se basa en el "sentir", en percibirnos cada vez más íntimamente.
Esto es de primordial importancia para mejorar muchas cosas con el tiempo: la postura, la escucha de las tensiones internas, la alineación y apertura de las articulaciones, la distensión de los tendones, el flujo de energía y, de nuevo, el aquietamiento de la mente y la percepción serena de lo que está dentro y lo que está fuera y alrededor de nosotros.
Si practicamos con esta perspectiva, privilegiando el “sentir”, gobernando el movimiento como si fuera un fluir ininterrumpido de estados de inmovilidad, entonces nos será posible comprender el significado de ese aforismo de Taiji que prescribe, en forma aparentemente contradictoria, que es necesario cultivar el "estar quieto en el movimiento".
Fuente: Fajin - Taijiquan & Cultura orientale
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