sábado, 1 de agosto de 2020

Con el símil de la balsa, os enseño mi doctrina




Con el símil de la balsa, os enseño mi doctrina, oh monjes; que está ideada para escapar, no para retenerla. Escuchad con atención y recordad bien lo que voy a decir.
Suponed que un hombre que realiza un largo viaje, halla en su camino una corriente grande y ancha, con el lado de aquí acosado por temores y peligros, y con el lado de allá seguro y libre de temores, sin bote para cruzar la corriente ni puente que lo conduzca hasta la otra orilla. Y suponed que este hombre se dijese: “En verdad esta es una corriente grande y ancha y este lado está lleno de temores y peligros, pero el otro lado es seguro y libre de temores; y no hay bote ni puente por el que pueda pasar de ésta a la otra orilla. ¿Qué tal si junto algunas cañas, varas, hojas y ramas, y las ato todas juntas formando una balsa, y me lanzo con ella, y trabajando con pies y manos  cruzo con seguridad a la otra orilla?”
De modo acorde, oh monjes, suponed que este hombre junte cañas, varas, hojas y ramas, y las ate todas juntas formando una balsa, y se lance con ella, y trabajando con pies y manos  alcance con seguridad la otra orilla. Y ahora, cruzada la corriente y alcanzada la otra orilla, suponed que este hombre dijese: “En verdad esta balsa mía me resultó muy servicial. Sostenido por esta balsa y trabajando con pies y manos crucé a salvo hasta esta otra orilla; ¿qué tal si ahora alzo la balsa sobre mi cabeza o la pongo sobre mi hombro y así voy donde desee ir?”
¿Qué pensáis, oh monjes? ¿Al obrar de este modo, este hombre estaría actuando correctamente respecto a la balsa?
— ¡En verdad que no, oh Señor!
¿Y qué debería hacer entonces este hombre para actuar correctamente respecto a la balsa? Oh monjes, el hombre debería pensar así: “¡En verdad esta balsa me resultó servicial! Sostenido por esta balsa y usando pies y manos, crucé a salvo hasta la otra orilla- ¿Qué tal si dejo la balsa en la orilla o la abandono para que se hunda en el agua, para así seguir mi viaje?”. Obrando así, el hombre actuaría correctamente con respecto a la balsa.
De manera similar, también os enseño mi doctrina, que sirve, oh monjes, para escapar y no para retenerla.

Fuente: D. T Suzuki


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