domingo, 23 de octubre de 2016

El diafragma: el músculo de la armonía.

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A mayor elasticidad y facilidad de movimiento diafragmático mayor y mejor expresión de nuestro mundo interior, como en el movimiento armónico de la acordeón nuestro diafragma puede expresar también con sus presiones, pulsos, sostenidos, impulsos una variedad de melodías capaces de manifestar todo nuestro potencial.
Para ilustrar, la importancia del diafragma en la salud y en la percepción de bienestar, lo comparo con el movimiento de una acordeón, el fuelle con todo su recorrido es capaz de dar todas las notas posibles, su versatilidad de movimiento en horizontal, vertical y lateral, hacen posibles una infinidad de sonidos, la velocidad con la que presionamos el fuete puede añadir más ritmos y frecuencias sonoras.
El diafragma , en cierto modo, es parecido en sus posibilidades de movimiento al acordeón, provocado también por la presiones del aire al inspirar o expirar , el diafragma es capaz de multitud de posiciones acomodando el cuerpo a muchas circunstancias facilitando la regulación del esfuerzo y la comodidad del mismo, como en el caso de la acordeón con la variedad de notas musicales  así, nuestras posibilidades diafragmáticas se corresponden con nuestra versatilidad de acciones y sensaciones… Los componentes básicos de las emociones.
Sin embargo es difícil encontrar un diafragma flexible y consciente de su movimiento, lo normal es que se llegue a fijar en algunas posiciones y un corto recorrido, olvidando como en una amnesia todas sus otras posibilidades.
El hecho común más influyente en este deterioro, a mi modo de ver, es la relación con el aprendizaje que los adultos nos empeñamos en mantener:
‘Ante el desafío de una nueva circunstancia, reaccionamos automáticamente cerrando la glotis, suspendiendo la respiración y fijando el diafragma en una posición, presuponiendo, que con el esfuerzo somos capaces de abordar aquella situación, así el aprendizaje de aquello nuevo, queda mediatizado por el esfuerzo y cegado por el miedo al fracaso, cerrando la capacidad de disfrutar y la libertad…’ Incluso de fracasar.
Ya sea en una acción física, o en reposo, escribiendo en el computador, nos sorprendemos con este automatismo, solo conseguimos soltarlo en determinadas circunstancias en las cuales nos sentimos libres, en rutinas donde los movimientos ya no son conscientes o, durante el sueño donde tampoco somos conscientes.
También, la existencia de algunos traumas físicos o emocionales, (que son una relación entre los elementos del entorno, la sensación percibida y la fijación de la posición del diafragma registrada en la memoria de sistema neuro-motor), hace como sistema de defensa, que en el futuro se evite pasar por esa posición diafragmática, pues desencadenaría la emoción, restringiendo el movimiento y cerrando al mismo tiempo la posibilidad de superación del hecho traumático.
En aprendizajes corporales como el Tai chi, qigong, o abordamientos terapéuticos emocionales, donde el cuerpo y mente tienen que estar abiertos al aprendizaje, es vital reconocer este mecanismo de apertura diafragmático y encontrar maneras de devolver la elasticidad al diafragma. En nuestro trabajo diario le dedicamos unos minutos en todas las clases a este hecho, facilitando así la asimilación de la propia clase, la de circunstancias traumáticas anteriores y proponiendo nuevas pautas futuras.


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