En este contexto social creo que el arte marcial continúa siendo importante como un área donde explorar nuestra propia violencia y buscar la forma de ir más allá, hacia la paz.
Eso
es lo que aparece casi siempre cuando entro en este terreno con mis alumnos:
La
posibilidad de investigar este tema en profundidad, mucho más allá de las
creencias, y esto es algo muy difícil.
Porque
alguien puede creer firmemente en la paz y pensar que tiene superada su propia
violencia interior, pero después, en el trato con la familia o con los seres
cercanos surgen la rabia, la impaciencia, las palabra crueles...
Esto
nos ocurre a todos.
Hay una gran distancia entre lo que creemos y lo que vivimos, y me parece que las artes marciales nos ofrecen un espacio donde ponernos a jugar y revelarle al otro, y también a nosotros mismos, los patrones que tenemos.
Hay una gran distancia entre lo que creemos y lo que vivimos, y me parece que las artes marciales nos ofrecen un espacio donde ponernos a jugar y revelarle al otro, y también a nosotros mismos, los patrones que tenemos.
Y
después, cuando fuera del entrenamiento surja algo negativo y llegue el momento
de aplicar todo esto, en vez de reaccionar con violencia, al menos seremos
capaces de detenernos un instante y responder de otra manera.
Tew Bunnag
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