domingo, 12 de marzo de 2017

La graduación

Durante los tiempos del Japón feudal vivió un celebrado maestro de Kendo quien, en cierta ocasión, decidió poner a prueba las destrezas de sus tres mejores discípulos. Así, los condujo uno a uno a un viejo templo cerca de las montañas y les habló de este modo:
"Cada uno de ustedes ha estudiado bajo mi supervisión durante muchos años, ahora es tiempo de demostrar que mis enseñanzas no han sido en vano.
Allí, en aquel templo les aguarda la prueba final, si acaso logran superarla, entonces habrán obtenido la graduación”.
En el interior del templo el maestro había ocultado cuidadosamente a cuatro bravos samuráis armados con cachiporras y con la instrucción de arrojarse a cualquiera que pretendiera ingresar al templo.
El primer discípulo, según las instrucciones de su maestro, ingresó en primer lugar y antes que sus ojos pudieran acomodarse a la luz fue sorprendido y golpeado por los samuráis.
El maestro le dijo:
"Lo siento, pero no has podido graduarte".
El segundo discípulo que ingresó al templo, en cambio, logró detectar la presencia del samurai y esquivar su ataque saliendo del templo visiblemente satisfecho y triunfante.
Pero, nuevamente, el maestro le dice:
"Lo siento, pero no has podido graduarte".
Por último, el tercer discípulo fue conducido por su maestro al templo y lo instruyó sobre la prueba que debía sortear. Y antes de ingresar el discípulo le dijo:
-Venerable maestro, el rito prescribe que el discípulo sólo puede ingresar al templo precedido de su maestro. De modo que si usted lo permite, ingresaré sólo tras sus pasos.
A lo cual el maestro replicó:
-Tú, sí, que has aprendido todo lo que te he enseñado. 


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