En la antigüedad, hubo un Maestro en
el manejo del sable que era muy famoso por sus habilidades.
Un día tuvo que cruzar un río y para
ello subió a una pequeña barca con otras personas.
En medio del río, uno de los
pasajeros, un samurai deshonrado, comenzó a alardear de sus habilidades con el
sable.
El samurai siguió resaltando sus
proezas y el Maestro se quedó dormido.
Esto enfureció al samurai, el cual
increpó al Maestro y le preguntó qué Estilo de manejo de sable había aprendido
él, a lo que el Maestro le dijo:
“La Escuela de cómo vencer sin
sable”.
Al oír esto, el samurai rió y desafió
al Maestro a un combate para decidir quién era el mejor.
El Maestro accedió, pero pidió que se
detuviesen en una pequeña isla cercana para evitar herir a los pasajeros con su
sable.
El samurai aceptó, y la barca se
acercó a la isla.
Al llegar, el samurai saltó y
desenvainó el sable y se puso en posición de combate.
El Maestro se levantó y dio la
impresión de estar preparado para seguir al samurai, pero en el último momento
tomó un remo y empujó la barca de nuevo hacia el río.
Mientras se alejaba gritó al samurai:
“Este es el Estilo para vencer al
enemigo sin sable.”
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