Hace
algunos años, mientras practicaba Tai-Chi en el parque, un amigo me reconoció
e, indignado por alguna razón, se acercó y me preguntó:
-
¿Por qué no intentas, aunque sólo sea por un día, ser normal?
-
Ya lo he intentado.-contesté
-
¿Y qué pasó?- Volvió a preguntar
-¡Que
fue el día más triste de mi vida!
Después
de esto se alejó y, desde entonces, cuando me ve por la calle, cambia de
acerca.
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