¿Qué puedo conseguir con su práctica?
¿Qué personas se acercan a esta disciplina?
Mucha gente se acerca a este arte porque hay una gran conexión
mente, cuerpo y espíritu, y según van profundizando en la práctica, moviéndose
despacio y cuidadosamente, con la energía del cuerpo, alcanzan un estado de
calma y meditación.
Otras personas, sin embargo, buscan una mejora de su salud.
Con la práctica regular y constante consigues más equilibrio,
fuerza, resistencia, mejora de la circulación y presión sanguínea, menos
ansiedad,… mejor calidad de vida en general.
Algunos, los menos, buscan la parte de autodefensa, aprender a
mantenerte de pie, manejar una agresión, controlar el espacio,… Taichichuan es
un arte marcial y por tanto todo el trabajo es aplicable.
Si tratara de definir con una sola palabra el Taichichuan
sería “Consciencia”.
Consciencia del momento presente.
Saber dónde estamos, sentir con que conectamos, desde donde
nos movemos.
Este sería el verdadero sentido de la “meditación en
movimiento” y por lo tanto el camino a la iluminación, sería el conocimiento
del cuerpo de manera que nos permitiría sentir nuestras tensiones para
disiparlas, ajustar nuestra estructura para permitir que el cuerpo sane y se
fortalezca y finalmente, la consciencia sentir una fuerza externa, conectar con
ella y manipularla como si fuera parte de nosotros.
El Taichichuan promete salud, promete habilidades de
autodefensa y promete la iluminación espiritual.
Da lo mismo por lo que la persona se acerque al arte, con un
trabajo completo y correcto, con un buen profesor que le guíe por el camino
completo, consigue las tres promesas.
El camino
El camino empieza con el aprendizaje de los principios básicos
que sustentan el arte. Trabajo individual, ejercicios específicos y aprendizaje
de las primeras formas.
Una vez se aprende a controlar el cuerpo y su mecánica, se
introduce un nuevo elemento, el compañero.
Empezaremos con ejercicios muy simples por parejas, aumentando
progresivamente la dificultad realizando variantes, introduciendo
desplazamientos, aumentando intensidades y ganando libertad.
Más adelante, tratamos de extender las nuevas habilidades en
el espacio, y para eso llega el estudio de las armas, que aumentan nuestro
rango de influencia, y repetiremos el mismo proceso de aprendizaje, primero en
trabajo individual, principios básicos y formas, entrenamiento estructurado con
compañeros y juego libre.
El propósito de usar las armas no es porque vayamos a salir a
la calle y utilizar una espada en un combate, aunque bien podríamos utilizar
toda nuestra técnica de sable con un paraguas o de espada con una revista
enroscada.
El propósito de trabajar con el arma es la extensión de la
energía.
Aprendemos cuando desarrollamos destreza en el Taichichuan a
utilizar la fuerza de las piernas, dirigirla con la cintura, alinear bien el
cuerpo y permitir que todo soporte la técnica y todo este aprendizaje debe
seguir estando presente al transmitir energía a lo largo de un objeto.
Una vez controladas estas habilidades, las podemos utilizar en
elementos cotidianos como utilizar el rastrillo al echar una mano en la huerta,
mover objetos pesados de forma cómoda, pelearse con los sobrinos,… y eso es por
lo que realmente lo hacemos, para poder ser eficaces en la vida.
Llegado un punto, no entrenamos Taichichuan en las clases,
vivimos de acuerdo a unos principios que nos dictan como movernos, que aumentan
nuestra consciencia, que mejoran nuestro estado, vivimos practicando Taichichuan.
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