martes, 30 de septiembre de 2014

El nunca bien entendido problema del “doble peso”


El doble peso es considerado uno de los pecados técnicos más grandes del Tai Chi Chuan, aunque no es un problema exclusivo de este arte, otras artes internas y externas analizan este tema con diferentes nombres y relevancias.
Algunos practicantes hablan casi con miedo del doble peso, como si fuera una bestia que ataca sin aviso. Otros están atentos para ver si detectan en algún video de una escuela rival alguien que esté cayendo en este error. Pero lo cierto es que poca gente comprende lo que es realmente el doble peso.
La definición de doble peso más extendida es la que define la situación en que nuestro peso está repartido 50/50 en cada pie. Por eso algunos afirman que la posición de mapu (mabu), posición del caballo o del jinete de hierro no puede formar parte de un arte marcial interno, ya que es notorio que para mantenerla el peso debe estar equitativamente distribuido. Este es un buen ejemplo de la escasa comprensión de este tema.
En primer lugar no creo que ninguna postura tenga que desestimarse a priori, fundamentalmente porque son “posturas”.
¿Qué quiero decir con esto? Las posturas son como los fotogramas de una película, aislados del resto parecen algo quieto, casi inútil. De hecho la tendencia “moderna” es la de criticar y reírse en general de las posturas marciales tradicionales. Lo cierto es que por ser interpretadas como algo estático, la mayoría desconoce la verdadera utilidad de cada una (que no es para que queden bonitas, eso es lo primero).
Pero tanto hablemos del doble peso como de su eficacia en general, lo que nadie hace es recordar que una postura es un cuadro congelado que forma parte de una cadena de movimientos.
Repito, el análisis estático de las posturas puede conducir a muchos errores si olvidamos vincularlo a su contexto dinámico. Entendamos que, tanto si caminamos como si realizamos un ejercicio de TCC, evitar el doble todo el tiempo es imposible. El movimiento de nuestro cuerpo se basa en la traslación del peso de una pierna a otra. Lo que significa que en algún momento nuestro peso estará equilibrado 50/50, lo contrario es físicamente imposible.
Pero, si no se puede evitar totalmente, ¿por qué se insiste tanto en no estar en doble peso?
Moméntum vs Cinética
Las artes marciales internas basan su poder en el momentum, es decir, en la fuerza lineal transmitida de nosotros al contrincante. Es su objetivo el mantener y aprovechar el moméntum.
Cada una, a su manera intenta preservar esta energía alimentándola constantemente, como el operario de una caldera de vapor de una locomotora, tirando carbón constantemente para no perder el impulso. Continuando con el símil literario, la locomotora, que es el moméntum , es común a todas las artes , pero el carbón que cada una usa es diferente.
El maestro Djurdjevic hace una excelente diferenciación técnica que yo me permito aquí interpretar.
El xing yi chuan lo hace mediante el uso de la gravedad, es decir mantiene el moméntum mediante la presión hacia abajo para “recargarlo” mediante compresión contra el suelo y su correspondiente expansión.
El pa kwa chan lo consigue mediante el uso de la espiral, mantiene el impulso modificando la extensión y reducción de los círculos, como quien enrolla un cable en una enorme bobina, manteniendo la trayectoria lo suficientemente tensa como para mantener el efecto de transmisión del moméntum.
El tai chi chuan lo gestiona mediante la continuidad, lo que en cierta forma es el chan se jing o “enrollar la seda”. Lo consigue contrayendo o expandiendo el centro, ya sea llenando o vaciando para mantener el flujo continuo de energía.
Si miramos la fórmula del momentum tenemos que es igual a la masa x la velocidad. Esta es la gran diferencia con las artes marciales externas que usan mayormente la energía cinética.
En las artes internas el ataque trata de transferir la totalidad de nuestro peso al contrincante, independientemente de la velocidad. Por eso muchas veces le dice uno a sus alumnos que la técnica la hagan lenta, porque si a baja velocidad es efectiva, a alta lo será más.
A esto se debe que en TCC y en las demás artes internas, la velocidad no sea una prioridad (no porque sea despreciable, sino porque a nivel pedagógico la velocidad se usaría para compensar defectos en estructura, relax, distancia y movimiento, por lo que su uso suele postergarse). Sabemos que el TCC fue creado para usarlo cuando eres más viejo, lento y débil que tu oponente. Así que será el correcto uso de tu estructura corporal y tu relax el que hará el trabajo.
Pongamos por ejemplo dos bolas de billar impactando. ¿Quién no ha visto que aunque una bola sea golpeada muy despacio por otra, ésta se mueve igualmente y puede que incluso recorra un gran tramo por la mesa de billar?
Eso es porque una bola le ha cedido totalmente su moméntum a la otra.
En las artes marciales externas se trabaja más con la cinética. Es decir que se acelera un puño o un pié todo lo que se puede para causar un buen impacto. La fórmula de la energía cinética es la mitad de la masa x la velocidad al cuadrado, es decir, que la velocidad es el parámetro más relevante.
Así que más te vale ser joven o rápido o muy fuerte para que el golpe sea efectivo.
Si pensamos en dos pelotas de goma, para que una mueva a la otra, tiene que acelerar mucho, de lo contrario, por el tipo de superficie, habrá poco movimiento dado que se amortiguará el impacto.
En TCC, nuestra estructura corporal y nuestro relax nos transforman en una masa sólida que transmite, sin importar la velocidad, la fuerza al adversario, concretamente nuestro peso.
Si olvidáramos por ejemplo el relax y tensáramos los brazos al practicar un fuerte empuje, nuestros brazos se aislarían del resto del cuerpo, volviéndose amortiguadores (como la pelota de tenis) en lugar de transmisores de la fuerza aplicada.
Cuando eso pasa los novatos empiezan a forcejar y los más veteranos solemos decirles “no uses fuerza” que es como decir “vuelve a re-conectar todo tu cuerpo que sólo estás usando una parte aislada”.
Doble peso, no sólo está en los pies
Como ya vimos, el TCC se especializa en crear y mantener ese fenómeno de transmisión de fuerza gracias a un factor dinámico fundamental: la continuidad de movimiento.
Todo arte marcial es esencialmente movimiento. Lo estático sólo se usa para aislar partes de su contenido y poder estudiarlo y aprenderlo. Una práctica marcial seria, debería incluir el ensamblaje de esas partes en un todo realmente vivo. La quietud es para el TCC lo que un cadáver a la medicina, es algo para estudiar, pero sin vida.
Cuando se estudia el doble peso en una postura en estado de reposo es a efectos de corrección estructural, pero tiene que mantenerse en mente que eso será algo móvil. Se estudiarán detenidamente la apertura o cierre de las articulaciones del fémur con el sacro.
Generalmente se empuja al practicante para que corrobore si tiene “raiz”, es decir si aguanta en el sitio sin ser vilmente empujado.
Pero, ¿qué pasa con la postura del jinete de hierro, del caballo o “mapu” y su mítico y odiado 50/50 en cada pie?
¿Qué pasa con la postura de combate “santishi” de xing yi chuan que tiene el peso repartido casi 50/50? ¿Son ineficaces? ¿Inútiles? ¿Los grandes maestros estaban borrachos cuando la inventaron?
Seguramente que no. Lo que sucede es que hay posturas que se aprecian sólo en un contexto dinámico. En movimiento, cualquiera de estas posturas será eficaz para ceder el impulso de la técnica y seguramente no tendrán para nada 50/50 repartido entre sus pies, porque el impulso sólo puede ser dirigido eficazmente en una dirección a la vez, por lo que apenas extienda un puño o un pié bien conectado a mi estructura, existirá un traslado del peso en esa dirección, favoreciendo el moméntum y rompiendo el doble peso. (Por supuesto la transmisión de esa energía debe ser controlada, de lo contrario sólo existe un desmoronamiento general de nuestra estructura.)
Es decir, no porque veamos las piernas paralelas y flexionadas igual, tienen ambas el mismo peso en ellas. El comprobar una postura de gato o arco en quietud es fácil y práctico a fines didácticos. Pero lo que generalmente se olvida es que ese test es insuficiente.
Estar “enraizado” es sólo una parte de la cosa. Si yo no puedo salir de ese estado de raíz y transformar la fuerza aplicada caeré inevitablemente en doble peso.
¿Cómo? Simplemente porque si mi adversario y yo estamos igualados en empuje y resistencia, hemos destruido la transmisión del momentum, por lo tanto, él y yo nos transformamos cada uno en una pierna de un cuerpo imaginario que reparte 50/50 el peso corporal.
Porque si tomamos en cuenta que según los maestros, cuando entramos en contacto con el rival, ya no existen dos cuerpos sino UNO SOLO, entonces el doble peso ya no es tema sólo mío, sino de cómo gestiono el peso del rival y si entre nosotros existen dos ying o dos yang, pues nada, hay doble peso también.
Por lo tanto, el doble peso no se circunscribe solamente a las piernas. Es bastante más sutil que eso. De nada sirve que yo tenga un correcto 60/40 distribuido en una postura de arco si la parte superior tiene el mismo peso que la parte inferior.
Si el “cielo” (del tantien para arriba)  y la “tierra” (del tantien para abajo) están igualados, es decir, si los dos están llenos o los dos vacíos, zás, hay doble peso también. El 50/50 va más allá de los pies, va en la intención, en el lleno o en el vacío, en la expansión y la contracción.
El concepto se aplica por todo el cuerpo de modo que podemos dividirlo en cuadrantes, generando un número impresionante de combinaciones, es decir, según la técnica a la que nos enfrentamos deberemos vaciar un hombro y llenar el otro, o llenar los dos hombros para poder vaciar la cintura y así de forma indefinida.
Doble peso, enemigo del moméntum
El doble peso no es más que el asesino del moméntum. Detener el moméntum es dejar que se muera una oportunidad de alcanzar nuestro objetivo.
Un combate es básicamente un juego donde una ventana se abre y otra se cierra en el ataque y la defensa y tenemos décimas de segundo para usarlas.
Si pensamos en enrollar la seda (chan se jin), imaginémonos que tiramos de una barca por un lago. Si se rompiera la cuerda tendríamos que arrojarnos al agua, empalmar la cuerda regresar a la orilla y empezar de cero. Lo mismo si cortamos el moméntum.
Es cierto que las artes marciales externas y los deportes de combate en su mayoría y al usar sólo la cinética, pasan interrumpiendo este proceso, en el cual se detienen y vuelven a empezar.
La filosofía de la NeiJiá (esuela interna) es diferente. Se basa en el flujo constante de la acción, un concepto muy taoísta la verdad. Y muy efectivo.
Para aumentar su efecto, las AAMM internas no sólo trabajan con nuestro moméntum sino con el del contrincante, lo que hace multiplicar la potencia. Sin duda esto las hace mucho más sutiles, más duras de dominar (y por eso muchos dicen que son anticuadas u obsoletas).
El gran enemigo es el doble peso, ya que caer en él nos obliga a “resetear” toda nuestra intención, matamos el impulso y destruimos el moméntum.
Desde el punto de vista de la salud, romper la continuidad implica, si hacemos una forma en solitario, que nuestras articulaciones y músculos trabajen de más ya que anulamos la conexión entre movimientos y desaprovechamos lo que yo llamo, “la inercia controlada del TCC”.
Desde el punto de vista del combate significa romper un ritmo natural que abre ventanas para que nos entre un ataque inesperado, desaprovechar nuestra energía y anular nuestra capacidad ofensiva-defensiva.
El trabajo estático donde corregimos el doble peso es apenas un inicio. El doble peso debe revisarse en todo el cuerpo y dependerá de la acción de nuestro adversario dónde debemos poner o sacar, dónde deberemos vaciar o llenar.
En mi humilde opinión, los trabajos en pareja tipo San Shou o Da Lü son excelentes para ir desterrando poco a poco este defecto.
¿Cómo nos damos cuenta de que vamos progresando?
Cuando sentimos que no hay huecos en nuestra rutina de pareja, que el impulso se mantiene sin perder la raíz, que un movimiento da luz al siguiente sin esfuerzo y con buena estructura y ya más avanzados, cuando somos capaces de cambiar el ritmo sin perder la continuidad, escuchando la fuerza, adhiriéndonos, siguiéndonos en una espiral continua.
El concepto tradicional sobre el DOBLE PESO no habla sobre la distribución en los pies
Siguiendo en mi investigación de este tema, he descubierto que el concepto tradicional del doble peso del que se pueden encontrar referencias en clásicos del TCC en su idioma original, no habla del peso repartido entre las piernas.
Cito al maestro/escritor/traductor Tim Cartmell:
“Aunque hay alguna lógica detrás de la definición del doble peso como el peso distribuido por igual entre ambos pies, esta es la explicación parcial, es decir que no es exacta. 
Cuando lees el Tai Ji Quan Classics en el original en chino , la definición y explicación de doble peso es clara e inequívoca. 
Doble peso se refiere al uso de la fuerza directamente contra la fuerza del otro. 
El uso de mi fuerza (peso) en contra de su fuerza (peso) crea dos ‘pesos’ (centros) . 
Cuando dos centros separados de la gravedad se disputan, el más fuerte siempre gana. 
Este estado se produce naturalmente cuando la lucha es entre inexpertos y no es arte marcial. 
El principio subyacente de la aplicación del Tai Ji Quan es unir centros con tu oponente (un peso) de una posición dominante de modo que usted puede “tomar prestado la fuerza del oponente ‘y conducirlo a su técnica. 
Es interesante observar en el Tai Ji Quan Classics que doble peso se considera una” enfermedad ” y la razón de que los practicantes fracasen, incluso después de años de entrenamiento . La clave es unir nuestro centro con el del oponente y moverlo como una parte de ti mismo.”
Un párrafo lleno de inestimable conocimiento.
El maestro Byron Zhang siempre dice en sus clases y seminarios que debe desaparecer el concepto de “me está empujando” cada vez que entro en contacto con mi compañero o mi atacante. En su lugar debemos desarrollar la sensación de que el cuerpo del otro no es algo antagónico sino que es sencillamente una extensión del nuestro.
Es una idea absolutamente taoísta, donde se actúa fusionando los opuestos y actuando desde adentro (desde lo interno) y no desde afuera (produciendo una técnica externa).
Incremento del concepto de “arte marcial interno”
Esto me lleva a profundizar aún más la idea de lo que significa practicar un AAMM interno y no tiene nada que ver con hacer prácticas meditativas, visualizaciones o adoptar una postura de persona que cree estar más allá de las patadas y los puñetazos.
Hace mucho tiempo que tengo claro que un arte interno usa su poder procedente de las fuerzas centrífugas y centrípetas generadas por el practicante.
Estas fuerzas encuentran su camino en la correcta alineación de articulaciones, es decir en una estructura y para que esa estructura sea eficaz, tiene que haber relax.
En una confrontación, ya sea de práctica o real, si yo no me integro con mi rival intentaré cambiar la situación desde afuera y para eso deberé ser inevitablemente más fuerte y más rápido.
En cuanto me integro a mi atacante y desaparece la dualidad, el poder proviene de una masa que cambia su naturaleza desde adentro, por lo que es irreversible, la técnica se torna inevitable, natural y simple.
Porqué no se comprende el doble peso
Mi teoría es que  al intentar convertir el TCC en un arte en solitario, sin contacto, en una danza individual, la interpretación de los clásicos ha caído un poco en ciertas áreas erróneas.
¿Podría alguien entender un jab de derecha sin nunca aplicarlo?
Por la misma razón, las áreas oscuras del TCC provienen simplemente por la falta de interacción con otros practicantes. La falta de interacción lo convierte en una simple caricatura, en apenas una sombra del poderoso arte que supo ser.
Pero, como dijo un gran maestro: “todo el trabajo que se hace individualmente en el TCC es simplemente una preparación para el momento del contacto con tu rival”.
Espero os resulte tan esclarecedor como a mi.
Gracias por leerme









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