El cuerpo es una máquina maravillosa y versátil, que se puede utilizar de forma muy variada. En consecuencia, son muchas las cualidades que caracterizan al movimiento "especialista" (artístico, danzante, deportivo o marcial).
Todo depende de la disciplina.
En el contexto del atletismo, por ejemplo, un velocista, un corredor de maratón y un saltador necesitan cualidades diferentes, respectivamente; potencia, resistencia, fuerza elástica.
En el contexto de las artes marciales, el entrenamiento específico de cada disciplina apunta esencialmente a aquellas cualidades que distinguen el "tipo" de movimiento.
En Taiji, por ejemplo, la energía cinética no se basa en una mayor capacidad contráctil de los músculos, sino en la elasticidad del cuerpo, entendido como una "estructura".
La conciencia propioceptiva y la concentración mental son, por lo tanto, esenciales para implementar el principio de tensegridad: por lo tanto, es la tensión elástica, la conexión entre las diversas partes y la integridad estructural del cuerpo lo que permite la conducción de la fuerza elástica.
En las artes marciales en general, y en las internas en particular, el flujo cinético de cada movimiento parte del suelo y de los pies.
La fuerza de la fricción y la de la gravedad son bien valoradas a través del alineamiento postural, el alineamiento articular y la relajación profunda; el consiguiente "rebote" de la fuerza puede así propagarse en la estructura a lo largo de "trayectos" que, orientados desde el "centro", son guiados hasta su punto de "emisión".
La producción de este tipo de fuerza estructural depende fundamentalmente del "song" (relajación profunda), porque la energía cinética debe pasar, sin obstáculos ni tensiones, por el cuerpo, y si se contrae... no pasa.
Sin la capacidad de "liberar", el flujo de fuerza elástica encuentra "cuellos de botella" insuperables y se disipa en el camino.
Para transmitir la fuerza elástico-estructural es fundamental el manejo de los músculos erectores en las diferentes fases de tensión, relajación, compresión y extensión de la columna.
Tradicionalmente, se distinguen tres fases en este trabajo.
1. Song (soltar; dejar ir el exterior): en respuesta a un estímulo externo, el cuerpo "cede" manteniéndose activamente estructurado, equilibrado y relajado", generalmente, sin entrenamiento específico (trabajo interno), incluso en presencia de una buena coordinación neuromuscular la inhibición de las tensiones locales (por ejemplo la de los brazos y hombros) es sólo parcial.
2. Chen (hundirse; el exterior desaparece, el interior aparece). Este principio no debe confundirse con bajar la postura o el centro de gravedad, doblar las rodillas, etc.; cuando se han conseguido los alineamientos articulares, el aumento de la relajación (sin que los huesos se muevan más), provoca un alargamiento de los músculos (estiramiento activo "acumulativo") que produce estiramientos musculares, tendinosos y fasciales que son la base de la fuerza elástico-estructural que se puede emitir como una onda de energía (Fajin).
3. Kung (vacío, el exterior está vacío, el interior está lleno). La mente superficial desaparece, por lo tanto no hay más tensiones, ni físicas ni mentales; el control de la experiencia lo toma la Mente Profunda.
Fuente: Fajin - Taijiquan & Cultura orientale
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