La consciencia del equilibrio dentro de la dualidad Yin y Yang se va internalizando paulatinamente.
El cuerpo aprende gradualmente a mantenerse en su centro, sin desplazarse hacia un lado o el otro.
Del mismo modo las emociones se van regulando, desarrollando la capacidad de observar sus altibajos y reconociendo la manera de retornar a su centro.
Lo importante no es logar un equilibrio rígido e inalterable, sino descubrir la forma de reequilibrarse continuamente de manera natural y relajada.
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