Los árboles no hacen Taichi, son Taichi.
Sólo tienen que ser y permanecen en él naturalmente.
Si el viento los empuja, ceden;
si la lluvia cae, la absorben;
si el otoño llega, dan sus hojas;
si el hacha las corta, caen.
El agua no hace Taichi, es Taichi.
Ella no puede elegir ni rechazar.
Sólo tiene ser y permanecer en él naturalmente.
Si encuentra un abismo, se precipita;
si una roca la detiene, espera,
si el sol la quema, se evapora;
si el frío la muerde, se detiene.
Las nubes no hacen Taichi, son Taichi.
Ellas no pueden esforzarse por llegar a una meta:
Sólo tienen ser y permanecen en él naturalmente,
si el viento las dispersa, viajan;
si el sol las ilumina, brillan.
si un pájaro las toca, lo albergan.
Los hombres éramos Taichi, pero dejamos de serlo.
Por eso, de entre todos los seres, sólo nosotros
hacemos Taichi para volver a serlo.
El Taichi es un arte creado por los chinos,
pero no es de los chinos.
Es de las nubes, los árboles, el agua.
Es una de las posibilidades humanas de comprender
que el cuerpo es el árbol, que los pensamientos, nubes
y los sentimientos, agua.
Nos hemos apartado, hemos ido muy lejos,
pero podemos volver.
El hacer del no-hacer de Taichi es uno de los caminos.
Sólo tienen que ser y permanecen en él naturalmente.
Si el viento los empuja, ceden;
si la lluvia cae, la absorben;
si el otoño llega, dan sus hojas;
si el hacha las corta, caen.
El agua no hace Taichi, es Taichi.
Ella no puede elegir ni rechazar.
Sólo tiene ser y permanecer en él naturalmente.
Si encuentra un abismo, se precipita;
si una roca la detiene, espera,
si el sol la quema, se evapora;
si el frío la muerde, se detiene.
Las nubes no hacen Taichi, son Taichi.
Ellas no pueden esforzarse por llegar a una meta:
Sólo tienen ser y permanecen en él naturalmente,
si el viento las dispersa, viajan;
si el sol las ilumina, brillan.
si un pájaro las toca, lo albergan.
Los hombres éramos Taichi, pero dejamos de serlo.
Por eso, de entre todos los seres, sólo nosotros
hacemos Taichi para volver a serlo.
El Taichi es un arte creado por los chinos,
pero no es de los chinos.
Es de las nubes, los árboles, el agua.
Es una de las posibilidades humanas de comprender
que el cuerpo es el árbol, que los pensamientos, nubes
y los sentimientos, agua.
Nos hemos apartado, hemos ido muy lejos,
pero podemos volver.
El hacer del no-hacer de Taichi es uno de los caminos.
Ariel
Barchilón
4 comentarios:
Me ha encantado este poema de Ariel Barchilón. Felicidades.
Precioso.
Me alegra mucho que te haya gustado.
Te invito a recorrer el blog, quizás encuentres otras cosas que te gusten. Mis Saludos.
Me encanto , me hizo acordar a palabras de mi maestro
Publicar un comentario