sábado, 20 de julio de 2019

En Tai Chi Chuan no existe primer ataque.


En Tai Chi Chuan no existe primer ataque.
¿Contra quién íbamos a luchar si en nuestro cuerpo el tigre no encuentra siquiera un lugar donde clavar sus garras?
Tai Chi Chuan nos enseña a acompasar nuestra respiración con la respiración de la creación, a desoír el ruido del mundo para unirnos al silencio del Tao, a dejar de danzar al son de nuestro ego para comenzar a bailar con la música de las esferas, a cambiar la oscuridad de la mente por la Claridad de la Conciencia, a dejar de ser yo para comenzar a ser todos.
En otros estilos marciales te enseñarán la mejor manera de causar la muerte, Tai Chi Chuan  sin embargo te enseña a unirte a la vida, a preservar la vida y a convertirte en esa vida.
Como un sumiller sabe distinguir los matices del vino, percibir su aroma y valorar su proceso de envejecimiento, quien practica Tai Chi Chuan intenta hacer lo mismo con su propia mente, distinguir sus procesos, reconocer sus cambios y contemplar sus milagros para viajar hasta su propia esencia, mirar y ver.

 Del taichi al tao

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