La capacidad de transformar
la energía o incluso de crearla en el interior de cada ser es uno de los
profundos secretos de la vida.
Como un árbol, cada uno
también es una gran central de energía de la naturaleza.
Comparte una gran afinidad
con los incontables árboles que le rodean en el planeta.
Los árboles tienen mucho que
enseñarnos.
Están perfectamente adaptados
al ritmo de las estaciones.
Combinan su inmensa fuerza
con la sensibilidad más delicada.
Convierten la luz solar y el
aire en combustible.
Comparten la tierra con
otros, pero están seguros en su propio interior.
Al estar de pie, como un
árbol, solo e inmóvil, se llega a comprender todo lo que ocurre en el interior
del ser, todos los cambios internos que tienen lugar en los órganos y músculos.
Es necesario practicar
constantemente.
Cada uno nota las reacciones
que tienen lugar en su interior.
Este sentimiento nunca acaba.
Sigue y sigue, una y otra vez.
Este es el Camino:
‘No importa lo lejos que uno
vaya, nunca llegará al final de todas las cosas maravillosas que se pueden
descubrir’
Lam
Kam Chuen
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