El
duque Hwan de Khi, el primero de su dinastía,
estaba sentado bajo su toldilla leyendo filosofía,
y Phien el carretero estaba en el patio haciendo una rueda.
Phien dejó a un lado el martillo y el cincel,
ascendió los escalones, y dijo al duque Hwan:
“¿Puedo preguntarle, señor,
qué es eso que usted está leyendo?”
El duque dijo:
“A los expertos. Las autoridades.”
Y Phien preguntó:
“¿Vivos o muertos?”
“Muertos hace mucho tiempo.”
“Entonces”,
dijo el carretero,
“no está usted leyendo más que la basura que dejaron atrás”.
Entonces el duque replicó:
“¿qué sabes tú de esto? no eres más que un carretero.
Más te vale darme una buena explicación o morirás.”
El carretero dijo:
“Veamos el asunto desde mi punto de vista.
Cuando yo hago ruedas, si me lo tomo con calma, se deshacen;
si soy demasiado violento, no encajan;
si no soy ni demasiado calmoso ni demasiado violento,
salen bien.
El trabajo resulta como yo deseo.
Esto no puede ser traducido a palabras:
simplemente hay que saber cómo es.
Ni siquiera puedo explicar a mi hijo cómo hacerlo,
y mi propio hijo no puede aprenderlo de mí.
¡Así que aquí estoy, con mis setenta años, haciendo ruedas todavía!
Los hombres de antaño se llevaron todo lo que realmente sabían
con ellos a la tumba.
Y así, mi señor, lo que está usted leyendo ahí no es más
que la basura que dejaron tras de ellos.”
martes, 30 de junio de 2015
El Duque Hwan Y El Carretero
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