domingo, 21 de octubre de 2012
La historia del ciempiés
Una
rana, que era un filósofo, vio al ciempiés, lo observó y empezó a preocuparse.
Con
lo difícil que ya resulta caminar con cuatro patas, y ese ciempiés lo hacía con
cien: ¡es un milagro!
¿Cómo
decidirá el ciempiés qué pata mover antes y cuál después, y cuál después de
ésta? ¡Y así hasta cien!
Así
que la rana paró al ciempiés y le hizo una pregunta:
-Soy
un filósofo y tú me dejas pasmado.
Eso
me ha provocado un problema que no puedo resolver. ¿Cómo caminas? ¿Cómo te las
arreglas? ¡Parece algo imposible!
El
ciempiés dijo:
-He
andado toda mi vida pero nunca he pensado en ello. Ahora que lo dices, me lo
pensaré y ya te contestaré.
El
pensamiento entró por primera vez en la conciencia del ciempiés.
En
realidad, la rana tenía razón: ¿qué pierna tenía que moverse primero?
El
ciempiés se quedó allí durante unos cuantos minutos, sin poder moverse,
trastabilló y cayó.
Le
dijo entonces a la rana:
-Por
favor, no le hagas esa pregunta a ningún otro ciempiés. He caminado toda mi
vida y nunca había sido un problema, pero ahora no puedo caminar.
Tengo
que mover cien patas! Y no puedo moverme
Me
has matado ¿Cómo me las arreglaré?
viernes, 19 de octubre de 2012
EL RATÓN Y LA RATONERA
Un
ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su
esposa
abriendo un paquete.. Pensó, luego, qué tipo de comida podía
haber allí..
Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera (Trampa para Ratones). Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos:
"Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!"
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levanto la cabeza y
dijo:"
Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted,
más no me perjudica en nada, no me incomoda."
El ratón fue hasta el cordero y le dice: "Hay una ratonera en la casa, una ratonera!" ... "Discúlpeme Sr. Ratón, más no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones."
El ratón se dirigió entonces a la vaca! ., y la vaca le dijo "Pero acaso, estoy en peligro? Pienso que no" dijo la vaca.
Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a
la ratonera del granjero.
Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado.
En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una cobra
venenosa. La cobra picó a la mujer.
El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre.
Todo el mundo sabe que para alimentar alguien con fiebre, nada mejor que una sopa. El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente
principal: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató el cordero. La mujer no mejoró y acabó muriendo.
El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir! los gastos
del funeral.
Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una ratonera (Trampa para Ratones). Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos:
"Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!"
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levanto la cabeza y
dijo:"
Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted,
más no me perjudica en nada, no me incomoda."
El ratón fue hasta el cordero y le dice: "Hay una ratonera en la casa, una ratonera!" ... "Discúlpeme Sr. Ratón, más no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones."
El ratón se dirigió entonces a la vaca! ., y la vaca le dijo "Pero acaso, estoy en peligro? Pienso que no" dijo la vaca.
Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a
la ratonera del granjero.
Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado.
En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una cobra
venenosa. La cobra picó a la mujer.
El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre.
Todo el mundo sabe que para alimentar alguien con fiebre, nada mejor que una sopa. El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente
principal: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató el cordero. La mujer no mejoró y acabó muriendo.
El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir! los gastos
del funeral.
"La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y
creas que como no es tuyo, no le prestas atención..........piénsalo dos
veces".
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miércoles, 17 de octubre de 2012
lunes, 8 de octubre de 2012
La PiedraDe Hacer Sopa
Érase que se
era un soldado que volvía de la guerra. Llegó un día a un pueblo, un día en que
frío soplaba el viento, el cielo era plomizo y el pobre soldado tenía hambre.
Se detuvo ante
una casa de las afueras y pidió algo para comer.
-No tenemos
nada ni siquiera para nosotros -le dijeron, de modo que el soldado siguió su
camino. . .
Se detuvo en
la casa siguiente y volvió a pedir un mendrugo de pan.
-No tenemos ni
para nosotros mismos -le volvieron a decir.
-¿Tenéis acaso
una gran olla? -:-preguntó el soldado.
-Sí, tenemos
un gran caldero de hierro.
-¿Tenéis un
poco de agua? -siguió preguntando.
-Sí, de eso
hay mucho -le contestaron.’
-Llenad el
caldero de agua y ponedlo en el fuego -dijo el soldado-, pues yo tengo una
piedra para hacer sopa.
-¿Una piedra para
hacer sopa? -preguntaron-. ¿Qué es eso?
-Pues es una
piedra con que se hace sopa -explicó el soldado.
Todos se
reunieron en su torno para ver la maravilla.
La dueña de
casa llenó la gran olla con agua y la colgó sobre el fuego. El soldado sacó una piedra de su bolsillo, una
piedra que no parecía muy diferente de las que uno puede recoger en la calle, y
la arrojó a la olla. "
-Ahora, dejadla
que hierva -dijo. De modo que todos se sentaron a esperar que el agua
hirviera-. ¿Podrías darme un poquito de sal? -dijo el soldado. -
-Por supuesto
-dijo la mujer y sacó la sal de un tarro. El soldado tomó un puñado lleno y lo
puso dentro de la olla, ya que ésta era grande. Todos se sentaron de nuevo a
esperar.
-Unas pocas
zanahorias no vendrían mal en esta sopa –dijo el soldado con añoranza.
-Oh, si es por
eso, tenemos algunas -dijo la mujer, y sacándolas de abajo de un banquillo, donde
el soldado las había visto, se las entregó. De modo que pusieron las zanahorias
en el caldero. Y mientras éstas hervían, el soldado les contaba las aventuras
que había corrido.
-Unas pocas
patatas vendrían muy bien, ¿no les parece? – Dijo en eso el soldado-.
Espesarían un poquito la sopa.
-Tenemos
algunas papas -dijo la hija mayor de la familia-.
Las traeré. -De
modo que pelaron las papas y las pusieron en la olla y siguieron esperando que
ésta hirviera.
-Una cebolla
da muy buen gusto -dije el soldado.
-Corre a la
casa de al lado y pídele al vecino una cebolla
-dijo el
granjero a su hijo menor. El chico así lo hizo y volvió con tres cebollas. Mientras
todos esperaban, siguieron contando chistes y narrando historias. " ...
-. . .y no he probado
repollo desde que partí de casa de mi madre -decía el soldado.
-Corre a la
huerta y arranca un repollo -:-dijo la madre. Y una niñita salió corriendo y
volvió con un repollo, que agregaron
al caldo.
-No tardará
mucho -dijo el soldado.
-Sólo un
poquito más -dijo la mujer, revolviendo el caldo con un gran cucharón.
En ese momento
llegó el hijo mayor de la familia. Había salido de caza y traía dos
conejos.
-¡Justo lo que
necesitamos para darle el toque final! –exclamó el soldado, y fue cosa de pocos
minutos que los conejos estuvieran limpios y cortados dentro de la olla.
-¡Hum! -dijo
el cazador que tenía hambre-. ¡"Huele a muy buena sopa!
-El viajero ha
traído una piedra -le explicó el granjero a su hijo- y está preparando una sopa
con ella.-
Por fin la
sopa estuvo lista, y a todos supo muy bien. Hubo suficiente para todos: el
soldado y el granjero y su mujer, la hija y el hijo mayor, la niñita y el
niñito.
-Es una sopa maravillosa
-dijo el granjero.
-Es una piedra
maravillosa. -dijo su mujer.
-Lo es -dijo
el soldado- y siempre os dará el mismo resultado si utilizáis la receta que os
he dado hoy.
De modo que
terminaron la sopa. Y cuando el soldado se
despidió, le regaló a la dueña de casa la piedra para pagarle su hospitalidad.
La buena mujer
se lo agradeció muchísimo.
-No es nada
-dijo el soldado, y se fue de
la casa sin su piedra.
Pero por fortuna, encontró otra justo
antes de entrar al pueblo siguiente.
sábado, 6 de octubre de 2012
Entre la teoría y la práctica:
Había una vez un joven profesor que realizaba un
viaje por mar.
Era un hombre altamente culto con un gran número de títulos
universitarios, pero que tenía muy poca experiencia de la vida.
Entre la
tripulación del barco en el que navegaba había un viejo marinero analfabeto.
Cada noche el marinero visitaba el camarote del joven profesor para oírle
perorar sobre múltiples y variados temas.
Estaba enormemente impresionado con
la cultura del joven.
Una noche, cuando ya el marinero iba a salir del
camarote tras largas horas de conversación, el profesor le preguntó:
-Anciano, has estudiado geología? -¿Qué es eso,
señor? -La ciencia de la tierra.
-No señor, nunca fui ni siquiera a la escuela, no he estudiado nada.
-Anciano, has desperdiciado la cuarta parte de tu vida.
El viejo marinero se fue muy compungido.
-No señor, nunca fui ni siquiera a la escuela, no he estudiado nada.
-Anciano, has desperdiciado la cuarta parte de tu vida.
El viejo marinero se fue muy compungido.
«Si una
persona tan letrada dice eso, seguro que es verdad» -pensó-. «¡He desperdiciado
la cuarta parte de mi vida!»
Al día siguiente, de nuevo, cuando el marinero se iba del camarote, el profesor le preguntó:
-Anciano, ¿has estudiado oceanografía?
-¿Qué es eso, señor?
-La ciencia del mar.
-No, señor, no he estudiado nada.
-Anciano, has desperdiciado la mitad de tu vida,
Todavía más compungido, el marinero se marchó:
Al día siguiente, de nuevo, cuando el marinero se iba del camarote, el profesor le preguntó:
-Anciano, ¿has estudiado oceanografía?
-¿Qué es eso, señor?
-La ciencia del mar.
-No, señor, no he estudiado nada.
-Anciano, has desperdiciado la mitad de tu vida,
Todavía más compungido, el marinero se marchó:
«He
desperdiciado media vida, este hombre tan letrado lo dice.»
También la noche siguiente el profesor preguntó al viejo marinero:
-Anciano, ¿has estudiado meteorología?
-¿Qué es eso, señor? Nunca he oído hablar de ello.
-¡Cómo! La ciencia de los vientos, la lluvia, el tiempo...
-No, señor, como le dije, ni tan siquiera fui a la escuela. Nunca ha estudiado nada.
-¿No has estudiado la ciencia de la tierra en la que vives, ni has estudiado la ciencia del mar en el que te ganas la vida, ni tampoco has estudiado la ciencia del tiempo que es algo que te encuentras cada día? Anciano, has perdido las tres cuartas partes de tu vida.
El viejo marinero se sentía profundamente desgraciado.
También la noche siguiente el profesor preguntó al viejo marinero:
-Anciano, ¿has estudiado meteorología?
-¿Qué es eso, señor? Nunca he oído hablar de ello.
-¡Cómo! La ciencia de los vientos, la lluvia, el tiempo...
-No, señor, como le dije, ni tan siquiera fui a la escuela. Nunca ha estudiado nada.
-¿No has estudiado la ciencia de la tierra en la que vives, ni has estudiado la ciencia del mar en el que te ganas la vida, ni tampoco has estudiado la ciencia del tiempo que es algo que te encuentras cada día? Anciano, has perdido las tres cuartas partes de tu vida.
El viejo marinero se sentía profundamente desgraciado.
«Si este hombre tan sabio dice
que he perdido las tres cuartas partes de mi vida, es seguro que he perdido las
tres cuartas partes de mi vida.»
Pero al día siguiente llegó el turno del viejo marinero. Entró a la carrera en el camarote del joven y gritó:
-¡Señor profesor, ¿ha estudiado nadología?
-¿Nadología? ¿Qué quieres decir?
-¿Sabe nadar, señor?
-No, no sé nadar
-¡Señor profesor, ha desperdiciado toda su vida. El barco ha chocado contra una roca y se está hundiendo. Los que sepan nadar pueden alcanzar la orilla, pero los que no sepan nadar se ahogarán. Lo siento mucho, señor profesor, con toda seguridad usted ha perdido toda su vida.
Pero al día siguiente llegó el turno del viejo marinero. Entró a la carrera en el camarote del joven y gritó:
-¡Señor profesor, ¿ha estudiado nadología?
-¿Nadología? ¿Qué quieres decir?
-¿Sabe nadar, señor?
-No, no sé nadar
-¡Señor profesor, ha desperdiciado toda su vida. El barco ha chocado contra una roca y se está hundiendo. Los que sepan nadar pueden alcanzar la orilla, pero los que no sepan nadar se ahogarán. Lo siento mucho, señor profesor, con toda seguridad usted ha perdido toda su vida.
Puedes
estudiar todas las «logias» del mundo,
pero si no aprendés nadología,
todos tus estudios serán inútiles.
Puedes leer e incluso escribir libros
sobre natación,
podrás discutir sus aspectos teóricos más sutiles,
pero ¿de
qué servirá si rehusás meterte en el agua?
Debes aprender a nadar.
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