jueves, 26 de enero de 2012

Enseñar Tai Chi y Chi Kung


Mucho se habla de las diferentes formas, estilos, escuelas y linajes de Tai Chi y el Chi Kung, discusiones interminables y en nuestra opinión completamente inútiles que no hacen al fondo del asunto y en la que por lo tanto jamás entraremos.
Por encima de estas vanas discusiones hay otra que a nuestro modo de ver es mucho más significativa y que sí nos preocupa e interesa, es la mucho más sabia discriminación que hacen los estudiantes de Tai Chi y Chi Kung con relación a quienes les están intentando trasmitir los conocimientos de estas disciplinas.
Es aquí donde toda la preparación, diplomas, cursos, y experiencia vital adquiere o pierde todo su valor real con relación a la transmisión de los conocimientos porque nada de esto garantiza que alguien sea un buen educador.
Kalil Gibran decía “más vale poco conocimiento activo que mucho conocimiento ocioso”, de la misma forma creemos que más vale poco conocimiento bien transmitido que mucho conocimiento que no se transmite o no se comprende.
En parte esta discriminación se genera por la dificultad que tenemos los occidentales para comprender el modo de ver oriental y que hemos abordado en otro artículo.
  
Psicopedagogía Vivencial
A falta de un mejor término utilizamos esta frase para intentar describir lo que según nuestra experiencia es una forma eficiente de trasmitir estas disciplinas en nuestra sociedad occidental y que al menos a nosotros nos ha dado buenos resultados y tenemos en constante revisión. Intentaremos compartirla.
A modo de resumen lo que nosotros hacemos es lo siguiente, partiendo de lo conocido viajamos hacia lo desconocido, es decir partiendo del modo de ver y entender occidental, que es casi exclusivamente racional, vamos paulatinamente acercándonos a la mirada y entendimiento oriental, mucho más directa y vivencial. Nuestra meta es la vivencia directa y el enseñar sin palabras a través del silencio, pero partimos siempre de lo racional y verbal.
Es por eso que la palabra en nuestra experiencia nos sirve de guía siempre y es significativo ver como personas autodeclaradas ultraracionalistas con claras dificultades para lo vivencial, comienza poco a poco a abrirse a la posibilidad de incorporar otros conocimientos que no encajan en absoluto con los postulados y paradigmas racionales que por décadas le han sido inculcados. Ojalá alguno cuente su experiencia aquí!
En nuestra experiencia práctica hemos visto cómo la “explicación” del por qué y para qué, es determinante a la hora que los principiantes se den la oportunidad de explorar lo que para ellos es un mundo completamente desconocido.
El camino simbólico y muy real a recorrer es el que va de la cabeza al corazón, pero para poder ayudar a los demás a recorrerlo es esencial tener en cuenta las herramientas que ya posee y por eso apoyarse en su propia cabeza es fundamental.
Si al intentar mostrarle a quien se acerca a una forma de ver y sentir la vida que a priori parece contradictoria con lo que hasta ese momento ha creído no se toma en cuenta este paulatino alejamiento de lo conocido para ir introduciéndose en lo desconocido, el fracaso es seguro.
Son muchas las personas que nos manifiestan las dificultades de comprensión y la frustración que se les genera cuando un instructor decide utilizar el silencio y la práctica exclusiva como única herramienta de trasmisión, ambas son muy buenas herramientas, pero sólo pueden ser utilizadas en exclusiva en oriente, aquí no, ya que son herramientas incomprensibles para la inmensa mayoría de las personas por poco usadas y no tenerlo en cuenta vemos que es más la gente que corre que la que atrae.
Esto no quiere decir que tengamos que desdeñarlas, muy por el contrario, tenemos que integrarlas y ayudar a su comprensión e incorporación pero apoyándonos en lo ya conocido, se trata nada más y nada menos que de llevar los Principios de Tai Chi al terreno de la enseñanza, es utilizar la fuerza del otro para luego redirigirla.


Ernesto Velázquez
Publicado en Artículos




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