Mucho se habla
de las diferentes formas, estilos, escuelas y linajes de Tai Chi y el Chi Kung,
discusiones interminables y en nuestra opinión completamente inútiles que no
hacen al fondo del asunto y en la que por lo tanto jamás entraremos.
Por encima de
estas vanas discusiones hay otra que a nuestro modo de ver es mucho más
significativa y que sí nos preocupa e interesa, es la mucho más sabia
discriminación que hacen los estudiantes de Tai Chi y Chi Kung con relación a
quienes les están intentando trasmitir los conocimientos de estas disciplinas.
Es aquí donde
toda la preparación, diplomas, cursos, y experiencia vital adquiere o pierde
todo su valor real con relación a la transmisión de los conocimientos porque
nada de esto garantiza que alguien sea un buen educador.
Kalil Gibran
decía “más vale poco conocimiento activo que mucho conocimiento ocioso”, de la
misma forma creemos que más vale poco conocimiento bien transmitido que mucho
conocimiento que no se transmite o no se comprende.
En parte esta
discriminación se genera por la dificultad que tenemos los occidentales para
comprender el modo de ver oriental y que hemos abordado en otro artículo.
Psicopedagogía
Vivencial
A falta de un
mejor término utilizamos esta frase para intentar describir lo que según
nuestra experiencia es una forma eficiente de trasmitir estas disciplinas en
nuestra sociedad occidental y que al menos a nosotros nos ha dado buenos
resultados y tenemos en constante revisión. Intentaremos compartirla.
A modo de
resumen lo que nosotros hacemos es lo siguiente, partiendo de lo conocido
viajamos hacia lo desconocido, es decir partiendo del modo de ver y entender
occidental, que es casi exclusivamente racional, vamos paulatinamente acercándonos
a la mirada y entendimiento oriental, mucho más directa y vivencial. Nuestra
meta es la vivencia directa y el enseñar sin palabras a través del silencio,
pero partimos siempre de lo racional y verbal.
Es por eso que
la palabra en nuestra experiencia nos sirve de guía siempre y es significativo
ver como personas autodeclaradas ultraracionalistas con claras dificultades
para lo vivencial, comienza poco a poco a abrirse a la posibilidad de
incorporar otros conocimientos que no encajan en absoluto con los postulados y
paradigmas racionales que por décadas le han sido inculcados. Ojalá alguno
cuente su experiencia aquí!
En nuestra
experiencia práctica hemos visto cómo la “explicación” del por qué y para qué,
es determinante a la hora que los principiantes se den la oportunidad de
explorar lo que para ellos es un mundo completamente desconocido.
El camino
simbólico y muy real a recorrer es el que va de la cabeza al corazón, pero para
poder ayudar a los demás a recorrerlo es esencial tener en cuenta las herramientas
que ya posee y por eso apoyarse en su propia cabeza es fundamental.
Si al intentar
mostrarle a quien se acerca a una forma de ver y sentir la vida que a priori
parece contradictoria con lo que hasta ese momento ha creído no se toma en
cuenta este paulatino alejamiento de lo conocido para ir introduciéndose en lo
desconocido, el fracaso es seguro.
Son muchas las
personas que nos manifiestan las dificultades de comprensión y la frustración
que se les genera cuando un instructor decide utilizar el silencio y la
práctica exclusiva como única herramienta de trasmisión, ambas son muy buenas
herramientas, pero sólo pueden ser utilizadas en exclusiva en oriente, aquí no,
ya que son herramientas incomprensibles para la inmensa mayoría de las personas
por poco usadas y no tenerlo en cuenta vemos que es más la gente que corre que
la que atrae.
Esto no quiere
decir que tengamos que desdeñarlas, muy por el contrario, tenemos que
integrarlas y ayudar a su comprensión e incorporación pero apoyándonos en lo ya
conocido, se trata nada más y nada menos que de llevar los Principios de Tai
Chi al terreno de la enseñanza, es utilizar la fuerza del otro para luego
redirigirla.
Ernesto Velázquez
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