La paciencia no es esperar, es fluir con el tiempo.
En las orillas del Yangtzé, el anciano Lao enseñaba con su ejemplo:
Mientras otros pescaban con redes frenéticas, él usaba el Taichi como caña.
Su secreto era simple: sincronizar su respiración con el ritmo del río, dejando que la corriente le trajera los peces en lugar de perseguirlos.
Moraleja práctica:
- La prisa agota tu energía; la calma la multiplica.
- La verdadera abundancia llega cuando dejas de forzar las cosas.
- El Taichi no es un ejercicio: es un arte de vivir en flujo constante.
‘El río no bebe su propia agua; simplemente fluye y nutre’
Proverbio taoísta