Es absolutamente cierto que en Taiji el estudio de la forma es fundamental.
Sin embargo, aprender una forma no significa aprender Taiji” y nunca nos cansaremos de repetirlo.
Aprender un Tao Lu -es decir, una forma, una de esas series de movimientos codificados, presentes en todas las artes marciales chinas- es importante y permite adquirir cualidades fundamentales pero... no es suficiente.
Porque el estudio de las "formas" (y esto también se aplica en Taijiquan) constituye sólo "una parte" de la práctica.
Otras herramientas no pueden pasarse por alto o, peor aún, ignorarse.
En particular, nos referimos a todas aquellas prácticas, ejercicios y pruebas para las que se necesita un compañero.
Esto debe ser aceptado por todo practicante y, quizás más, por muchos de esos profesores que, sobre todo en cursos… llamémosles "mayores", no solo asignan a la práctica de la forma una función “central”, sino que hacen la hacen exclusiva y global.
Básicamente, eso es todo lo que hace.
Algunos pueden objetar: "Pero también estudiamos la espada...".
Habría que responder: “Sí, pero ¿a través de qué instrumento lo estudias?”.
La respuesta no sería otra que: "La forma de una espada".
Por lo tanto, de una forma u otra, incluso en el estudio de las armas se descuida lo que es "el corazón" de todo arte marcial: a saber: la interacción con un "antagonista".
Y en este caso el antagonista no necesariamente tiene que ser un "agresor" o incluso un "adversario", bien puede ser un compañero benévolo y sensible, que pone a prueba el desarrollo de las más variadas cualidades en su compañero: estabilidad, sentido del tiempo y de la distancia, la percepción de la dirección y magnitud de las fuerzas expresadas y experimentadas, la capacidad de moverse en todas las direcciones manteniendo el propio equilibrio dinámico, la integridad de la estructura y la capacidad de permanecer tranquilo y relajado después de varios tipos de estímulos ( empujes, presiones, tracciones, percusiones, desequilibrios, intentos de desequilibrio o palanca articular), aprendiendo así a absorberlos y neutralizarlos.
Podríamos extendernos mucho, pero creemos haber dado una buena idea de lo que nos puede hacer perder una práctica “monotemática”, centrada exclusivamente en la práctica de la forma solo.