Si dejamos de mover una parte o todo el cuerpo, la fascia comienza a deshidratarse, solidificarse y contraerse.
Este punto se bloquea para la energía, la información y las señales.
Perdemos conciencia en esa parte del cuerpo, y por lo tanto vitalidad.
Los estiramientos conscientes evitan que la fascia se deshidrate, solidifique y contraiga.
Los músculos deben relajarse primero, y luego la fascia comienza a estirarse y liberarse.
Y eso puede facilitar el tipo de cambio de patrón que conduce a la liberación duradera de las tendencias crónicas y, en muchos casos, a un cambio profundo de la mente y el cuerpo.
Al liberar la fascia, el tejido "conectivo", mejoramos la movilidad y conductividad bioeléctrica de los tejidos, mientras los hidratamos mediante el acto de compresión y liberación.
Y el hacer esto en una parte del cuerpo, afecta a todo el cuerpo.
Entonces, por ejemplo, si liberamos (o restringimos) la fascia en los pies, puede tener un impacto hasta el cuello.
La fascia es nuestro órgano sensorial más grande, nuestro órgano de conciencia, nuestro océano interno.
El centro 2022
Fuente: Gustavo Villar
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