Los chinos creen firmemente que cultivar una postura perfectamente erguida, que exprese ‘realidad’ es fundamental para cada persona.
La razón más importante, según la cultura china, reside en que una postura perfecta puede permitir al hombre conectarse-desde un punto de vista físico, mental y energético-tanto a la Tierra como al Cielo.
De esta forma cada persona puede realizar su ancestral naturaleza de ‘anillo de conjunción’ entre el mundo material y el espiritual.
Detrás de estas consideraciones, que pueden resonar como ‘místicas’, pero hay algo más, es decir, la experiencia y efectividad de muchos siglos de estudio, práctica y resultados concretos en lo que ya se denomina en todo el mundo ‘Standing Meditation’ y en el campo psicoterapéutico ‘Grounding’.
Desde hace tiempo inmemorial, los chinos usan, como instrumento para mantener la salud, elevar el espíritu y aumentar la energía vital, la ‘meditación de pie’.
Como es sabido, la posición más conocida en esta rama del ‘Arte de alimentar la vida’ es la del ‘poste erguido’, en chino: 'Zhan Zhuang'.
Este ejercicio, por muchos denominados ‘abrazar el árbol’, es además un instrumento fundamental para construir la fuerza interna y las habilidades superiores en todas las artes marciales chinas; y no solo en las ‘internas’ como el Taijiquan; en el Shaolin, por ejemplo , su práctica está universalmente extendida.
Alguien podrá decir: ‘¿Pero por qué las artes marciales, que privilegian el movimiento, la rapidez, la respuesta como rayo a un ataque, deberían beneficiarse de ‘quedarse quieto?
Una de las razones nos viene de la investigación científica: estudios recientes en el campo de la neurofisiología han demostrado que estas prácticas ‘estáticas’ mejoran no solo cualidades como el equilibrio y la estabilidad, sino también la coordinación motora y la rapidez, ya que la escucha propioceptiva profunda logra optimizar la transmisión de los impulsos nerviosos.
Quien nunca haya probado este tipo de prácticas, podrá pensar que son ejercicios ‘aburridos’.
¡No es así!
Se aburre cuando no se hace nada, cuando la mente vaga desquitada buscando algo a lo que aferrarse.
En nuestro caso, las cosas que hay que hacer y controlar son muchas: hay que vaciar la mente, percibir la perfecta alineación con la gravedad, aflojar tensiones, escuchar la respiración, cultivar la relajación, etc.
Finalmente, una vez superado las molestias de los primeros meses, el tiempo empleado en la ‘meditación de pie’ correrá cada vez más fluido, gratamente, fructífero.
Entonces será posible comenzar a sentir porque podemos ser un puente, un mediante, un ‘anillo de conjunción’ entre lo que está ‘debajo’ de nosotros y lo que está ‘arriba’: disfrutaremos, por lo tanto, de la inigualable sensación de estar ‘arraigados a la Tierra y enganchados al cielo’.
Tomado de la web, desconozco el autor