miércoles, 6 de noviembre de 2019

Las zapatillas limpias


El joven monje se presentó una fría mañana ante el abad y le preguntó:
-¿Alguna vez has pensado si has desperdiciado tu vida?”
-Nunca, ¿por qué? Respondió el abad
-Pues, yo Siento que estoy desperdiciando la mía. ¿Cómo puedo dejar de desperdiciarla?
El abad lo miró pensativo y le dijo:
-Mira tus zapatillas.
-Sí, ¿qué tienen?
Con gesto serio dijo:
-¿Ves lo sucias que están? Aún no estás preparado.
-Y ¿Cómo hago para prepararme, maestro?”
-Vuelve mañana temprano y cuida que tus zapatillas vengan relucientes. Sentenció el abad
-No entiendo.
-Sólo ve y nos vemos mañana.
El ansioso monje regresó a su cuarto, tomó otro par de zapato zapatillas y las dejó relucientes.
Al siguiente día, tomó sus zapatillas y se dirigió al templo, pero en el camino pisó un charco de lodo.
Al llegar al templo, el maestro le dijo:
-Muéstrame tus zapatillas.
El monje le enseñó sus zapatillas manchas del lodo.
-Siguen sucias. Vuelve mañana. Y el abad, dio media vuelta y volvió a su meditación
El moje regresó a su cuarto, volvió a limpiarlas y las puso en una bolsa para que no se ensucien. Sin embargo, en el camino nuevamente se ensuciaron por la polvareda que levantó el viento.
Y durante varios días, las zapatillas volvían a no estar en condiciones.
El joven probó nuevas maneras de mantener sus zapatillas limpias, pero cada vez, en el camino se ensuciaban y el maestro le pedía que volviera al día siguiente.
Finalmente, el monje decidió comprar unas zapatillas nuevas, ponerlas en una caja, guardarlas y al llegar al templo, unos pasos antes de entrar, cambió las zapatillas viejas por aquellas relucientes, pero el maestro seriamente le dijo:
-Haz hecho trampa. Estas zapatillas nunca han sido usadas. Vuelve mañana.
La paciencia del joven monje, llegó a su límite y en un exabrupto gritó:
-Eso no es posible. El camino está lleno de lodo, polvo, y suciedad. No hay forma de llegar hasta aquí con las zapatillas limpias, no importa cuántas veces lo intente
El viejo maestro sonrió y le dijo serenamente:
-Finalmente haz comprendido.
El atribulado joven se animó a preguntar:
-¿Qué cosa?
-Si sientes que pierdes tu vida es porque tratas de alcanzar lo imposible. Debes entender que no hay un camino puro o fácil. En vez de evitar desperdiciar tu vida, piensa cómo puedes disfrutarla, aún con tus zapatillas sucias.

Desconozco el autor

2 comentarios:

Elizabeth Correa C dijo...

Como siempre la proverbial cultura China, nos hace entender lo profundo y sabio de la Naturaleza Humana, que a veces no nos damos cuenta, cuánta falta nos hace comprender.....
La vida debe siempre dejar huellas en nuestro camino....





oscar dijo...

Muchas gracias por tus palabras!