La Gran Vía no es difícil, pero hay que
evitar tener preferencias.
La Vía es clara cuando amor y odio no están
presentes.
Si haces una mínima distinción, cielo y
tierra se separan hasta el infinito.
Estar a favor o en contra es la enfermedad
del espíritu.
Si no entiendes el significado profundo de
las cosas, no podrás apaciguar tu espíritu.
La Vía, infinita como el espacio, es perfecta y nada falta o sobra en ella.
Al desear o rechazar las cosas no las vemos como son.
No busques el mundo de los fenómenos.
No te apegues a la vacuidad.
Permanece tranquilo y sin esfuerzo en el Uno y esas ideas desaparecerán por sí solas.
Cuando quieres estar en la quietud, ésta engendra actividad.
Si estás en un extremo o en otro, no podrás conocer el Uno.
Ni existente, ni no existente.
En todas partes y siempre delante de nuestros
ojos.
Lo infinitamente pequeño y lo infinitamente
grande son lo mismo. Sin límites.
La existencia es la no-existencia.
La no-existencia es existencia.
Uno en todas las cosas.
Todas las cosas Uno.
Si comprendes esto, no te preocuparás por la imperfección.
La fe es no-dos.
Lo que no es no-dos no es el espíritu de la
fe.
Más allá del lenguaje,
Ni pasado, ni presente, ni futuro.
Seng-Ts’an
Tercer Patriarca Chan
|
viernes, 26 de octubre de 2018
La Gran Vía no es difícil
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario