La demostración más empírica de nuestra técnica es indudablemente la raíz.
Tener una buena raíz no es nada fácil y ver a esos maestros soportando el
empuje de cinco o seis personas sin que desplacen su cuerpo ni un sólo
milímetro hace que nos hagamos la pregunta del millón: ¿cómo lo hace?
No encontraréis respuestas en documentos donde salen dibujos de personas... que
se imaginan ser árboles o de raíces saliendo de nuestros pies.
Ese
tipo de explicaciones pueden venirles bien a los orientales pero no a un
occidental.
Es más probable que encontréis la respuesta en un libro de Ingeniería de
cálculo de estructuras que en uno de taijiquan, pues todo se basa en la
biomecánica-estructural del cuerpo y en cómo alinear cada uno de sus soportes
de carga, en este caso las partes articuladas.
Otro punto importante es el control del centro de masa, que no es lo mismo que
el centro de gravedad. El centro de masa debe situarse lo más bajo posible para
conseguir una mayor estabilidad.
Mientras
más bajo el centro de masa, más raíz tendremos.
Sabiendo que la estructura y el control del centro de masa (CCMM) son las
claves para dominar relativamente nuestra raíz, la cuestión es cómo o de qué
manera podemos aplicar esos conceptos a nuestro cuerpo.
El CCMM se controla con la respiración abdominal, de tal forma que al llenar
nuestros pulmones el plexo solar empuje hacia abajo los órganos viscerales y
nuestro CCMM descienda. El hundimiento del pecho también es fundamental porque
suma al CCMM un gramaje al ya conseguido. Mantener los codos mirando hacia
abajo y los hombros hundidos también suma una pequeña cantidad al
descendimiento del CCMM. Por último, debemos bascular la cadera hacia adelante
de tal manera que el hueso sacro se sitúe apuntando hacia abajo.
Todo este suma y sigue es muy importante porque de él depende que el trabajo de
nuestras piernas sea efectivo a la hora de encontrar la raíz.
Todo
nuestro cuerpo debe estar enfocado a que el peso vaya hacia abajo teniendo
siempre claro que no podrá sobrepasar más allá de donde los orientales sitúan
el Tantien, para nosotros el hueso púbico.
Ya tenemos nuestro CCMM todo lo bajo posible pero eso no es suficiente para
tener una raíz en condiciones. Hay que crear unos buenos cimientos al igual que
cuando se construye una casa sólida y resistente.
La cintura no importa demasiado dónde esté porque lo que realmente da sentido a
la raíz son las caderas. Las caderas son como el timón del barco. Aunque
tengamos el CCMM en posición baja, es un error pensar que flexionando las
piernas conseguiremos mayor raíz porque bajamos más nuestro CCMM. Si, puede que
bajemos nuestro CCMM pero nuestro centro de gravedad también será alterado y
nuestra verticalidad afectada y eso puede destruir todo el trabajo del CCMM si
no lo hacemos con las alineaciones correctas, es decir, variando la posición de
las caderas de forma inadecuada.
Las caderas gobiernan nuestra posición. Para cada una de las piernas, la cadera
correspondiente nos sitúa en la dirección que queremos trazar con los pies.
Dicho de otro modo, donde apunte la cadera, apunta el pie. Esta acción genera
una rotación en el fémur hacia el exterior del cuerpo alineando femoral y
tibial. Dicha acción es fundamental si queremos evitar lesiones de rotura de
ligamentos internos/externos de los que tanto se lamentan los practicantes de
taijiquan. La posición es dolorosa al principio, porque no estamos
acostumbrados a soportar este giro tendinal. Una vez que los tendones de la
cadera adquieran elasticidad es una posición muy cómoda y se vuelve natural.
No importa el tipo de postura de piernas que adoptemos, Xubu, Gongbu o la que
sea, lo fundamental es que la cadera se mantenga completamente inalterable y
que las rotaciones del cuerpo las realicemos con la cintura.
La pierna llena es la que se encarga de llevar la fuerza hacia abajo a través
del cuádriceps. La pierna vacía es la que da soporte al control del centro de
gravedad junto con la alineación de la columna y ayuda a crear estabilidad en
la postura.
La
posición de los pies no debe ser demasiado abierta ni demasiado cerrada, es
decir, debemos mantener la posición que nos marque el ancho de nuestra apertura
de cadera.
Es muy importante mantener el cuerpo bien estructurado porque de no estarlo es
como construir una casa con buenos cimientos pero con pilares de espuma.
Este es (lo más resumido que he podido) el método de enraizamiento, pero como
podéis imaginar es la parte fácil. Ahora queda lo complicado que es moverse sin
perder esa raíz y sin que se vuelva un movimiento pesado.
Cómo ejercicio recomiendo realizar la forma junto con un compañero que nos
empuje de forma progresiva en dirección opuesta a nuestro movimiento (al
principio, más adelante en cualquier dirección). Esto nos dará una consciencia
mayor de cómo estamos de raíz y de cómo podemos mejorar nuestro trabajo
postural.
Espero que con este material podáis perfeccionar el trabajo de raíz. Si no sale
a la primera no desesperéis. Un buen puchero se hace a fuego lento.