sábado, 16 de junio de 2018

Debes fiarte de tu instinto


Poco a poco, el tablero se fue tiñendo de blanco y negro, mientras las mareas de uno y otro color oscilaban ganando y perdiendo zonas de juego. Ekei se esforzaba por anticipar las intenciones de su adversario y maestro, el peculiar herrero Ushi Ogawa. Hacía tiempo que este no sonreía condescendiente cada vez que su alumno ponía una piedra sobre la mesa; derrotar al médico comenzaba a suponerle cierto reto, y aquello era gratificación suficiente para Ekei Inafune, al menos por el momento.
—En el go, como en la guerra, debes fiarte de tu instinto —enunció Ogawa en un momento dado—. Los generales que pretenden planificar las batallas desde un principio, que no quieren dejar nada a la improvisación, acaban derrotados por los imprevistos. Si no tienes la capacidad de adaptarte a los acontecimientos, terminas cayendo tarde o temprano. Y lo que vale para la guerra, vale para la vida. Por eso, los sabios chinos consideran que este juego no solo encierra los secretos de la guerra, sino de la vida misma.
— ¿Ahora filosofas sobre la vida y la guerra?
—Solo repito lo que me dijo un samurái con el que una vez jugué —señaló el armero—. Pero si lo piensa bien, tiene sentido. Así que, atendiendo a esta partida, yo podría haber sido un gran general, mientras que usted no hubiera pasado de ser un lancero incompetente.
»Dicho esto, colocó una piedra negra que cegó una larga hilera blanca. Las piedras de Ekei fueron retiradas una a una del tablero, mientras el médico solo podía negar con la cabeza, disgustado».

Fragmento de El Guerrero a la Sombra del Cerezo,
Novela publicada por Editorial Suma de Letras.

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